Gaby no prestando mucha atención a la intensa sensación de cosquilleo y de mariposas en su estómago, solo atinó a decir…
--Don, Por Favor!!... esta mi marido, le dice en voz baja Gabriela a Cipriano, quien la miraba con toda su cara distorsionada a causa de la calentura contenida y por el enojo acumulado, por motivo de todas las llamadas telefónicas que no tuvieron respuesta por parte de ella.
--Cuanto hace que no me mandas un mensaje o me llamas reinita?... recuerdas en lo que habíamos acordado?..., intente llamarte a tu celular pero no contestas y al no saber ni recibir noticias tuyas tuve que venir yo!
--Por favor más tarde me comunico con usted don Cipriano, no me haga esto por favor se lo ruego por lo que más quiera, mi marido nos puede escuchar, rogaba la casada intentando bajar el tono de la conversación.
En el momento en que el viejo Cipriano se preparaba para continuar presionando a la muy asustada de Gabriela, la voz de Cesar lo detuvo.
--Gabriela!!, quien busca mi amor!!, grito Cesar desde la habitación, el aun pensaba que podría ser su madre que por alguna razón venía a visitarlos.
Gaby quien ya se encontraba al borde de una verdadera crisis de pánico con el solo pensar en verse descubierta por su marido y al estar platicando con su amante en las mismas puertas de su casa, solo atino a gritar hacia el interior…
--Es un vendedor cariño, voy enseguida!!, Cesar al notar que su mujer a lo mejor estaría entretenida por un rato viendo lo que le ofrecía el supuesto vendedor, solo se limitó a esperarla, ya que estaba ansioso de continuar en lo que estaban haciendo antes de ser interrumpidos por los fuertes golpes de la puerta.
Don Cipriano luego de un momento y al notar el silencio que se produjo volvió al ataque.
--Te espero abajo en el auto así que invéntate algo para escaparte y baja en media hora ¿ok?
--Don Cipriano, por favor deme más tiempo, por ahora no puedo salir de casa, le prometo que me las arreglare para salir, pero no en este momento, se lo suplico.
El viejo mecánico la miraba de pies a cabeza, pero que soberbia y altiva se veía la casada con esos pantalones negros totalmente ajustados a la esbelta anatomía de concurso que se gastaba Gabriela, sentía los hormonales impulsos de tomarla, arrancarle sus ropas y follarsela ahí mismo en la entrada de su departamento y tirada en el suelo, producto de las ansias contenidas en el transcurso de ese día, pero pensaba que si quería volver a cogérsela como corresponde tenía que actuar prudentemente, por lo que resolvió y le dijo…
--Escúchame bien pendeja culona!!, le dijo don Cipriano tomándola bruscamente de sus rubios cabellos y atrayéndola hacia su aguardentosa boca con la idea de que le escuchara bien lo que le estaba diciendo, --A mí no me importa que este el maricon de tu marido esperándote, porque si yo quiero ahorita mismo me dirijo a tu habitación y me lo despacho, Gabriela escuchaba totalmente aterrada de lo que le decía el viejo mecánico-- Y de paso te culeo todo lo que yo quiera en la mismita cama en la que te refregaste en mi verga solo hace unos días, pero como a mí me gustan las cosas a la buena te daré la última opción a que me cumplas, la casada daba gracias a dios de que don Cipriano daba muestras de que en pocos momentos se retiraría, --Por ahora me iré, pero a las 8 de la noche en punto te esperaré abajo en la entrada del edificio e iremos al mismo hotel en donde estuvimos la primera vez que cogimos, y si no llegas puntual te juro que vendré a tu casa y si es necesario echare la puerta abajo, ya te dije que a mí no me importa tu marido, tu veras como te las arreglas con él, a su vez la tomo por la cintura y le puso uno de sus asquerosos besos con lengua el cual fue correspondido por ella en su afán por deshacerse lo más pronto posible del mecánico, --Ahh y lo último lleva dinero para pagar el hotel, porque yo no tengo!!, fue lo último que dijo don Cipriano antes de retirarse, y bajar por las escaleras del edificio.
Gabriela al cerrar la puerta y al estar ya sola, aun sentía la hediondez de la boca y cuerpo del viejo mecánico, ese olor a hombre de trabajo rudo la confundían, ese olor a mecánico y a macho la volvían loca y la ponían vulnerable a sus calientes pretensiones, y el sentir que era él quien estaba ordenando y diciéndole lo que tendría que ella hacer para que ambos dos nuevamente pudieran coger, a la casada inevitablemente se le acentuaban aún más esa extraña sensación de cosquillas en el estómago, esa poética sensación de mariposas.
Se dirigió a la habitación en donde la esperaba su esposo, sabía que tendría que consumar sus obligaciones conyugales para con él. Cesar quien estaba más ansioso que ella por hacer el amor con su bella mujer, la quiso sorprender y ya se había quitado la ropa y la aguardaba desnudo y acostado en la misma cama matrimonial de ellos en donde Gaby se había estado revolcando con don Cipriano solo hace tres días.
La mente de la rubia era un mar de confusiones, se tendría que entregar a su propio marido casi por obligación y a la vez tendría que pensar en algo rápido para poder salir en la noche a juntarse con el mecánico, ya que sabía muy bien cuáles serían las consecuencias si ella no se presentaba. Se consolaba pensando en que esto solo sucedería por un mes, para luego retomar su apacible vida de mujer seria y casada como lo había sido hasta hace poco tiempo. Ella amaba a Cesar, pero el dolor más grande que atormentaba a Gabriela era poner en riesgo la estabilidad familiar la cual podrían afectar irreversiblemente su relación y el gran amor que sentía por su pequeño hijo.
Gabriela se desnudó casi como una autómata delante de su marido, su persona no estaba como para moverse con la sensualidad apropiada para congraciarse con su marido, Cesar totalmente ajeno a esto la miraba y se maravillaba ante el majestuoso cuerpo de su mujer, la veía desnuda, perfecta, era un ángel, y el pobre pensaba que solamente le pertenecía a él.
Gabriela muy a su pesar poso su desnudo cuerpo junto al de Cesar, la rubia no pudo evitar de fijar su mirada en el diminuto miembro de su marido que casi se perdía en los cabellos púbicos del hombre. En lo más profundo de su corazón quería entregarse a su esposo, que la penetrara y que la gozara, pensaba que el tenia todos los legítimos derechos para ello, pero su cuerpo y ahora también su mente se negaban y más al ver la tímida verguita de Cesar en estado de erección lista para pasar al asalto no pudo evitar las ganas de reírse. Se sintió miserable por estar casi burlándose en su cara de su propio hombre, del padre de su hijo, de su esposo, pero con las generosas medidas vergales de su esporádico amante que ella ya había probado, no lo podía evitar.
Cesar la abrazo y la arrimo hacia su atlético cuerpo, sintió los suculentos y duros pechos de su mujer aplastarse con el suyo propio, Gaby solo se dejó hacer, tenía que cumplirle, así se lo había prometido a ella misma, por lo que se besaron. La casada recordaba el animal beso que se había mandado con don Cipriano solo hace pocos minutos, esta situación como que la empezaron a calentar de a poco, ella misma no sabía por qué razón intentaba de adentrar lo más posible su propia lengua en la boca de Cesar, la idea que rondaba en su mente era que si aún quedaban restos de lo que el mecánico pudiera haber dejado en su boca, ella los depositaria en la de su marido, esta insana idea ya la habían lubricado y semi enardecido, por lo que pensó en dejarse hacer el amor de una buena vez por su Cesarin, para luego pensar en cómo lo tendría que hacer para poder escaparse en la noche, sin que el sospechara que su salida seria para ir a acostarse con otro hombre.
Por su parte Cesar la besaba en forma apasionada, estaba decidido en hacerle el amor en cuanto antes, ambos se fueron acomodando para consumar el acto sexual, Gabriela quedo acostada abajo del cuerpo de su esposo y muy tímidamente fue abriendo sus poderosas piernas de ensueño para que Cesar hiciera con ella lo que tenía que hacer, pero que lo hiciera rápido pensaba la rubia, mitad excitada y mitad frustrada, por no estar con el hombre con quien ella ya deseaba tener sexo en estos momentos.
Sintió como Cesar restregaba su pirulin (ahora así pensaba ella del pene de su esposo) sobre su suave y plano vientre, en cómo se esforzaba por buscar la entrada intima de su esposa, pero la ansiedad por adentrarse en su cuerpo le dificultaban la tarea, ya llevaban casi 5 minutos intentándolo y esto para Gabriela ya era un total fastidio, pero aun así sintió pena y tristeza por darse cuenta de la real situación de su marido, era que este apenas se la podía con una mujer como ella, pero como el amor es sufrido y todo lo puede se decidió ir en su ayuda, paso su delicada mano entre ambos cuerpos y tomo con dos de sus dedos el pequeño miembro de Cesar y lo apunto hacia su entrada vaginal.
Una vez que Cesar se lo pudo meter, Gabriela casi ni sintió la penetración, notaba el corto adentramiento del pene de su esposo en su cuerpo y sentía los arrítmicos movimientos que este hacía, eran incompetentes e inútiles, la mirada de la casada era hacia un lado, no quería verle el rostro, pensaba en lo torpe que era aquel hombre para hacerlo, y cuando la insatisfecha mujer ya estaba a punto de darle un empujón a su marido para que este la dejara tranquila y se saliera de su cuerpo, sintió que el muy pobre y miserable estaba a punto de acabar en su interior, por lo que hiso un rápido movimiento de caderas para que el diminuto pene se saliera de su vagina.
No pudo explicarse ella misma aquel impulso de impedir que su propio marido acabara dentro de su cuerpo, levanto su mirada para comprobar ya más tranquila e indiferente, como aquel penito la chorreaba con tres escasas y débiles expulsiones de semen que salían casi sin fuerzas y que manchaban la suavidad de su vientre, no era como el de don Cipriano, pensaba la casada.
Gabriela ahora sí que no pudo aguantar las ganas de reírse, lo hiso en la forma en que se notara como de ternura y a la vez compadecía al pobre de Cesar, este por su parte pensó que Gaby reía de felicidad, ante tan gratificante y romántica demostración de amor que ambos se habían profesado.
Cesar se recostó feliz y satisfecho, pensaba en lo buena que era su mujer con él, y con lo que acababa de pasar entre ellos daba por superado en gran parte los problemas que habían tenido en este último tiempo, sintió cuando Gaby le depositaba un tierno beso en la frente, para luego ir a darse una ducha.
Mientras Gabriela sentía correr el agua por su cuerpo, su mente trabajaba en que tendría que inventarle a su marido para poder salir en la noche?. No se le ocurría nada, tampoco quería comprometer a Lidia, ya bastantes problemas le había dado a su amiga del alma cuando pensó en que ella y Cesar eran amantes, y que más encima su error ella lo había terminado por pagar dejándose encular por el mismo hombre con el cual ahora se tendría que ir a encamar.
Cesar la vio salir de la ducha solamente envuelta en una toalla, la rubia al notar la mirada de enamorado de su marido, trazo el plan casi en el acto y se dio a verificar si este prosperaba.
--Te gusto mi nenuco?, le pregunto intentando colocar una de sus caritas de niña mimada.
--Has estado genial cariño, hace cuanto tiempo que deseaba estar así contigo amor, le decía Cesar acariciándole tiernamente su cabello mojado.
--Tú también estuviste esplendido bebé, contigo me siento una mujer plena y feliz, me haces sentir que mi vida te pertenece, tal como te lo dije la otra noche y eso lo tienes que tener claro yo vivo solo para ti y para nuestro hijo.
Gabriela no sabía y no estaba segura si en realidad se estaba sincerando o le estaba mintiendo, pero lo que si tenía claro era que con esto tenía que servir para que se le facilitaran las cosas y ella pudiera salir tranquila y sin preocupaciones.
La rubia muy a su pesar y profundamente apenada por estar mintiéndole a su Cesar, entro de lleno a manipular la conversación,
--Sabes amor, hoy las chicas de mi antiguo trabajo organizaron una velada de despedida a raíz de mi salida, pero creo que no iré, me quedare contigo, no te lo había dicho porque realmente no me interesaba ir, pero ahora con lo que acabamos de hacer estoy aún más segura de ello.
Cesar pensaba en lo buena que era Gabriela, como podía haber desconfiado de ella en algunas ocasiones, todo era culpa de los celos enfermizos que a veces lo atormentaban, y mucha culpa también la tenía su propia madre, quien siempre le andaba llenando la cabeza con chismes y estupideces que solo lograban ponerlo mal con su esposa, pero esto ya había pasado y era el tiempo de la reivindicación por parte de él.
--Sabes Gabriela?, quiero que vayas a tu reunión y que te olvides de toda preocupación, ya tendremos tiempo para nosotros, la rubia quedo perpleja ante la reacción tan fructífera que tuvo su pequeña triquiñuela, --Quiero que por esta noche te olvides de nosotros y que solo te dediques a pasarlo bien, si hemos tenido algunas dificultades este último tiempo se deben en gran parte a culpa mía, y quiero que sepas que cuentas con toda mi confianza, decía Cesar tomando aire para continuar con su discurso, y con la intención de que Gabriela viera que él podía confiar en ella, --Y para demostrártelo apenas salgas de la casa apaga tu celular, para que vayas tranquila y sepas que no te estaré llamando, como lo he hecho en otras oportunidades…
--Pero Cesar, yo quiero estar contigo, mentía a medias la rubia…, --Además que tu madre vendrá a dejar a…
--No te preocupes por Jacobo, yo lo recibiré y se lo iré a dejar a mi madre y le avisare que tú lo iras a buscar mañana a la hora que sale del colegio, por mi parte yo iré a trabajar tengo un compañero que necesitaba días libres… así poder hacer un cambio y podremos estar juntos el fin de semana…
--Cesar, amor, en realidad no te molesta que yo salga a divertirme y tu…
--Ya está decidido muñeca… tu sales y te diviertes, yo llegare el sábado en la mañana y estaremos juntos todo el fin de semana y quizás uno o dos días más…que te parece?
--Gracias cariño, soy feliz a tu lado, eres muy comprensivo, Gabriela deposito un tierno beso en los labios de su marido y cuando Cesar quiso ponerse más apasionado ella se retiró sutilmente para depositarle otro pequeño besito en la frente, y para luego terminar diciéndole, --Amor quisiera que me dieras un poco de dinero, tu sabes que ya no estoy trabajando y no me gusta que las chicas sean solo las que gastan…
--Claro que si cariño, no estamos en nuestro mejor momento financiero, pero tampoco es para tanto, en el mueble esta mi billetera, saca lo que necesites, total para eso iré a trabajar y pediré que me den tiempo extra, así lo recuperaremos y no se notara, todo lo que sea para que lo pases realmente bien mi vida. Cesar no se imaginaba que el mismo estaba costeando los gastos necesarios para que otro hombre gozara del cuerpo de su esposa y que también la iba a hacer gozar a ella, situación que el no pudo consumar en esa misma tarde.
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Gabriela se vestía con cierto nerviosismo, no entendía el por qué su corazón le latía en forma tan acelerada. Cesar hacía ya casi más de una hora que se había ido con el hijo de ambos hacia la casa de su madre, para luego irse a la terminal de buses y viajar hacia la localidad en donde estaba trabajando, ya que iba a ir a cubrir un reemplazo tal como se lo había hecho saber a Gaby.
La rubia se esmeraba y aplicaba con mucha meticulosidad en la forma de vestir, si bien no estaba muy segura del por qué ponía tanto cuidado en verse apetecible, también pensaba en que siempre en su vida lo había hecho igual, pero ahora era distinto, ella quería verse seductora y atractiva para don Cipriano, aunque tenía claro que esto solamente era un trato entre él y ella, algo así como un negocio pensaba, o tal vez sería que aquel trato la convertía en puta por un mes, pero ya estaba hecho y ella tenía que cumplir con su parte si es que quería salvar su relación matrimonial.
Escogió un diminuto conjunto de ropa íntima color rojo furioso, que con el contraste de su rubia piel la hacían ver endiabladamente alucinante, opto por un sensual vestido color crema con un escote que dejaban ver el nacimiento de aquellas colosales y duras tetas que se gastaba, con el solo hecho de vérselas a cualquiera le darían ganas de lanzarse y mordérselas, además que este perfilaba a la perfección las delineadas formas de su figura en especial el portentoso pedazo de culo que en estos momentos ya le cosquilleaba con el solo hecho de pensar que estaba a pocas horas para que nuevamente la encularan.
Y para terminar con el femenino acicalamiento se puso una pequeñas sandalias de mediano taco, que aun así, le hacían parar su trasero aún más de lo que ya lo tenía, haciéndolo ver sabrosamente más apetecible, digno de ser probado y abierto para deleitarse en las profundidades del sonrosado orificio posterior que ya se adivinaba que tenía la rubia mujer entre medio de sus nalgas.
Al salir de su departamento y al llegar a la calle Gabriela comienza a caminar unos cuantos metros, el viejo auto de don Cipriano comienza a seguirla, el mecánico se dio cuenta en seguida que ella no quería subir a su carro en la puerta de su mismo edificio, para que no la fuera a ver algún conocido y 2 calles más alejadas de este, por fin se subió en el asiento del copiloto.
El viejo Cipriano al ver la forma en que venía vestida su mujer cayó en un estado de fascinación lujuriosa e intento saludarla con un beso en la boca, por lo que la rubia le corrió la cara dándole a demostrar de que ella no quiere nada con él, que si salió a la hora convenida solo lo hiso por el extraño acuerdo que ambos tenían.
--Que te pasa tetona, acaso ya no me quieres, jajaja, se rio don Cipriano dejándole ver todos sus dientes cariados a la azulada mirada de la casada.
--Por favor Don, solo maneje y alejémonos de mi edificio que no quiero que algún conocido me vea con Ud., recuerde que yo soy casada.
--Ahhh sí!!, se me olvidaba que la muy putita tiene marido, lo dejaste cuidando el niño mientras tu sales por las noches a prestar la zorraaa!!?? Jajaja, se burlaba y reía de poder humillarla a su antojo.
--Por favor Don!, no hable así de mi marido, él no tiene la culpa de que yo esté en esta situación, recuerde que lo nuestro será solo por un mes, e intente por favor no hablar de mi hijo!!, le solicitaba Gabriela media suplicante y molesta, por la forma en que el mecánico se refería a los dos seres que más amaba en su vida.
--A si, de veras que tenemos un hijo, jajaja!!!, que mala honda que me tenga que ir, porque o si no yo mismo lo hubiera criado y hubiese crecido como todo un macho como yo, y no como ese maricon que tienes por marido, jajajaja!!!!…
--Le dije que no se refiera a mi hijo!!, le interrumpió la casada ahora si realmente molesta con aquel hombre que seguía burlándose de su familia.
--Ya, ya, no se enoje mi Diosa…, pus si no es para tanto…, le decía a la vez que con sus tiesas manos de mecánico le sobaba uno de sus suaves muslos, --Trajiste el dinero para pagar el hotel?
--Si !!, aquí lo tengo y esta es la primera y última vez que le paso dinero, para la próxima Ud. se las tendrá que arreglar, le decía Gabriela a la vez que le pasaba los billetes al hombre, quien al recibirlo se lo guardo en el bolsillo de la camisa.
--No te preocupes ya lo tengo solucionado…
Mientras don Cipriano manejaba, Gaby se dio cuenta que la dirección que tomaba el auto no era al hotel que el viejo le había dicho, habían tomado un camino hacia las afueras de la ciudad.
--Adonde me lleva!?, este no es el camino hacia el hotel, le pregunto un poco preocupada,
--Tranquila mi reina, la llevo al que será nuestro nidito de amor por esta noche y por el resto del mes en las ocasiones en que nos juntemos para follar, jaja, ya verás que te va a gustar y no te querrás venir hasta que ya este de día…
Mientras el auto avanzaba por un camino rural, Gabriela recordaba que Cesar le había dicho que le avisaría a su madre que a Jacobo ella lo iba a retirar desde el mismo colegio, por lo tanto tenía toda la noche disponible, en otras palabras ya dilucidaba que tendría que estar acostada por toda la noche con don Cipriano, también recordó lo del celular por lo que lo saco de su cartera y al verificar que no tenía llamadas perdidas lo apago.
El vehículo ya había tomado un camino alternativo de tierra, y luego de varios minutos de lento trayecto estacionaban al lado de una deplorable casa de campo que en el patio solo la adornaban una gran cantidad de viejos vehículos abandonados, era lo único que se podía ver dado a la oscuridad de la noche y a la escasa luz de la luna.
Al llegar a la casa don Cipriano solo empujo la puerta, esta no contaba con cerradura ni tampoco tenía siquiera algún mísero candado, la puerta solo se abrió entre crujidos de las bisagras y de la casi podrida madera. Gabriela se mantenía expectante, se preguntaba quién sería el dueño de la casa, también lo que la tranquilizaba un poco era de que con toda seguridad ya nadie la vería salir de un asqueroso hotel y de la mano de un hombre aún más asqueroso todavía. Entraron a la casa.
El viejo mecánico encendió la luz que iluminó la miserable vivienda, ante la fuerte luminosidad del foco alógeno que estaba instalado en forma artesanal, Gabriela pudo mirar y quedo asqueada de lo que sus ojos veían, en el interior de la casa no había casi nada y estaba totalmente hedionda por el olor a encierro y por toda la basura que abundaban por el suelo de esta, ni siquiera tenía habitaciones, era solo un gran cuadrado de madera y con piso de la misma, en una esquina de aquella destartalada casa habitación habían solo dos viejos colchones todos rotosos, con vistosas manchas de orina y vómitos secos, en el otro extremo de al fondo había una mesa con dos sillas.
Sobre la misma mesa habían platos y ollas con restos de comida desparramada, que casi la cubrían en su totalidad y con innumerables caminos de hormigas que hacían de las suyas ante la gran cantidad de desperdicios, y el último mueble que había en aquella nauseabunda estancia era un enorme closet. El resto de las paredes estaban empapeladas de fotografías y calendarios de mujeres desnudas y avisos publicitarios de neumáticos y de todo lo que tuviera que ver con mecánica.
La casada casi se desmaya ya que en comparación con la habitación del pie grande, aquella pasaba a ser una suite de lujo al lado de esta miserable vivienda, a la vez que ya temblaba de horror e intento salir de aquella indigna morada en donde don Cipriano pretendía que ambos se acostaran, pero este fue más rápido que ella y casi adivinando sus intenciones le dio un fuerte empujón hacia el interior y cerró la puerta asegurándola con una enorme tranca de palo.
--No te preocupes culona, está un poco destartalada la casita, pero ya verás que estaremos muy cómodos…
--Y por qué no fuimos al hotel que Ud. me dijo?, preguntaba una escandalizada Gabriela que casi no se conformaba en tener que quedarse en la inmunda vivienda.
--Ya te dije que estoy pasando por unos problemas, y este dinerito que me diste me sirve para solventar otros gastos, pero no te preocupes aquí no nos va a ver nadie, estaremos tranquilos…
--Y quien vive aquí?, si Ud. por lo que yo se vive con su esposa, y también tiene una habitación en el Pie Grande, esto último Gabriela lo sabía muy bien, por lo recordado recientemente y por qué aún tenía en su mente el vivo recuerdo de la noche en que don Cipriano la había desvirgado por el culo en aquella oficina-habitación al interior de su taller.
--Mira no quiero entrar en detalles contigo, decía esto mientras del closet sacaba un pack de latas de cervezas y le pasaba una a Gabriela y una para el mismo, para a continuación sentarse en una de las sillas junto a la repugnante mesa y sus desperdicios de comida, -- Ya te dije que estoy en apuros y me tendré que ir de la ciudad en forma permanente, en cuanto a lo de la casa, es de mi hermano “Pedro” ya hable con él y me la presto…
--Así que tiene un hermano?, y que hace el, a que se dedica?..., consultaba la casada a la vez que ya no quedándole más opción bebía de la lata de cerveza junto a su amante, y que además esto de ir sabiendo un poco más de la vida personal de don Cipriano inconscientemente le iba interesando.
--Él también es mecánico igual que yo, y trabaja haciéndole mantención a los juegos mecánicos de una feria de entretenciones, por lo cual se lo pasa viajando, pero no te preocupes él también tiene su casa en la ciudad así que no vendrá, además que anda preocupado por una pendeja que se encontró, jajaja, no se una tal eylin… evlin…no se algo así…
Don Cipriano hubiese querido seguir conversando, pero cuando vio que Gabriela se sentaba al frente de el en la otra silla y que a su vez cruzaba y subía una de sus fabulosas piernas, una sobre la otra, fue atrapado por un arrebato de calentura que no pudo controlar, por lo que puso la silla en donde él se encontraba junto a la de la casada, y una vez sentado junto a ella se lanzó al abordaje.
--No sabes las ganas que tenia de estar aquí contigo ricura, le dijo a la vez que la abrazaba para comenzarla a besar por sus hombros y en dirección a su cuello y boca, con su otra mano le comenzaba a dar un fuerte masajeo a los suaves y carnosos muslos de Gabriela, ella por su parte al notar la cercanía de la boca del vejete sentía claramente la hediondez de su aliento y el tufo a cerveza que se le impregnaban en sus fosas nasales, solo atinó a decirle…
--Tranquilo Don, jijiji, que necesito acostumbrarme un poco más a las comodidades que Ud. me ofrece, jijiji, le decía entre nerviosa por lo que se venía y también como burlándose por el inusual nidito de amor al cual la habían traído…
--Eso no importaaa!! Le decía don Cipriano quien en sus ojos y mirada ya predominaban la lujuria, lascivia y deseos insanos, --Lo que sí importa es que esta noche vamos a coger como animales, serás mi mujer en palabras mayúsculas, ahora sí que sabrás lo que es pasar una noche con un verdadero macho caliente, y no con ese imbécil que tienes por marido…
En el momento en que Gabriela se disponía a defender a Cesar, fue sorprendida por un salvaje beso con lengua que le asesto el viejo mecánico y al sentir sus ásperas manos como le recorrían a cabalidad las suavidades de sus muslos y piernas, poco a poco se fue entregando a ese infiel atracón que se daba con el hombre que bajo chantajes y presiones psicológicas ya se preparaba para tomar el cuerpo que según él ya le pertenecía.
El beso era intenso y por cada minuto que pasaba este se ponía más ardiente y apasionado por parte de ambos, la casada ya sentía el rico hormigueo que se apoderaba e instalaba en su vagina, ya que recordaba muy bien el gran pedazo de verga con la cual le iban a hacer el trabajo, estaba claro el cuerpo de la rubia ya empezaba a pedir guerra.
Los dos amantes se fueron parando poco a poco para quedar abrazados de pie, entre lazados uno con el otro, Gabriela a pesar de ella saber de la deslealtad que estaba cometiendo y de que ya sus deseos ella misma los disfrazaba con el pretexto de que con esto estaba salvando su matrimonio, no lo pensó mucho para abandonarse a los calientes anhelos sexuales que ya afloraban en su inestable temperamento al estar arrimada al grueso cuerpo del mecánico.
Sus lenguas se recorrían, se exploraban, se enredaban una contra la otra, los punteos de don Cipriano ya atacaban la despampanante anatomía de Gabriela quien por cada clavada que le daban ella correspondía con un tímido movimiento pélvico para encontrase con aquella exquisita estaca de palo y carne que ya urgía por ensartarse en su cuerpo.
A la casada no le gustaba que el viejo se diera cuenta de lo rápido en que ella se le entregaba, pero lamentablemente esta situación la superaba y no había control ni forma en que pudiera evitarlo. Solo se dejaba hacer, ella se limitaba a intentar tener la menos participación posible, y en el fondo aceptaba de que le encantaba que don Cipriano hiciera lo que quisiera con ella, esa forma de tomarla, de besarla, de ultrajar todo lo que él quisiera de su cuerpo, sin ni siquiera preguntarle o pedir su permiso, realmente la aturdían y la fascinaban.
Don Cipriano todo un maestro en las lides amatorias y dándose cuenta que Gabriela ya prácticamente asumía su papel de amante adultera, ya había subido su vestido hasta la altura de su cintura, sus callosas manos ya recorrían el suave y perfecto culo de la infiel casada, descubrió también lo diminuto de sus prendas íntimas, situación que casi lo enloquecieron, por lo que empujo el cuerpo de su mujer y lo puso contra la mesa de cara a él, comenzando una serie de apuntalamientos que daban la impresión de que ambos ya estuviesen culiando pero con ropa, por cada empujón que recibía la casada, dejaba salir de su boca un leve gemido de placer y por el hecho de que ambas bocas aún no se separaban, de estas ya caían abundantes cantidades de saliva y babas de ambos.
Lentamente el mecánico comenzó a bajar el cierre del vestido en el sector de la espalda de Gabriela, su única intención era despojarla de este ya sentía las tremendas ganas de deleitar el sentido de la visión con las exuberantes formas y curvas de aquel cuerpo que lo tenían hechizado.
Gabriela al sentir que su vestido ya iba a la altura de sus tetas, quiso poner una débil resistencia…
--Nooo! Don por favor, deténgasele!, le pedía a sabiendas que esto no iba a suceder…--Por favooor que es lo que haceee!!??
--Que es lo que hago? Jajaja!!!, por si no te has dado cuenta estoy empelotando a mi mujer!!, al decir esto el vestido de Gabriela ya había sido retirado de su cuerpo y salió volando hacia un rincón de aquella inmunda mesa, don Cipriano retrocedió tres pasos para poder ver en plenitud el cuerpo que en pocos minutos ya sería nuevamente de él, y lo que vio fue la viva imagen de la femineidad hecha mujer, puso atención en su alisado cabello rubio, su cara de finas facciones angelicales e inocentes, que se mezclaban con los de una verdadera puta asustada.
Gabriela aun con un poco de vergüenza solo miraba hacia un lado de su cuerpo a la vez que estando apoyada con ambas manos en el borde de la mesa, poso una rodilla sobre la otra, don Cipriano a pesar de ya haber estado disfrutando del cuerpo de la rubia en otras ocasiones aun no lo podía creer, que aquel cuerpo de modelo de las altas pasarelas que estaba solo a un metro de él, con solo un sexi y pequeño conjunto de ropa interior color rojo intenso ya le pertenecía, odiaba tener que dejar la ciudad y tener que separarse de aquel portento de mujer, pero se consolaba que aún le quedaba todo un mes, y que esta noche apenas comenzaba. Una vez ya más repuesto de la impresión, buscaba las palabras más apropiadas para dirigirse a su hembra…
--Pero que pedazo de puta mal nacida eres Gabriela, eres una verdadera Diosa mamasotaaa!!, diciendo esto se acercó nuevamente al cuerpo de la rubia, y se enterró en las fragancias de su cuello y rubios cabellos besando y lamiendo todo lo que encontraba a su paso a la vez que ya estaba destrabando el pequeño sujetador liberando y dejando en toda majestuosidad ese perfecto y gran par de duros melones que poseía la casada.
En un acto reflejo y de auténtico instinto animal se dio a chupar y lamer las duras montañas de carne, mordía y chupeteaba los duros y rosaditos pezones de Gaby, quien ya poseída por las exigencias que bullían de su persona y cuerpo se aferró con ambos brazos a la cabeza de don Cipriano que ya casi no podía respirar al estar sumido en las suaves carnosidades de las tetas las cuales se estaba comiendo con un casi sádico apetito animal.
Don Cipriano paso sus manos por detrás de las nalgas de la casi enloquecida mujer, para levantarla y sentarla en la mesa, para luego con ambas manos y brazos despejar la superficie de esta, los platos y ollas sucias, más otras mugres fueron a dar al piso, su idea era una sola, quería que Gabriela se tendiera sobre esta para el poder darse el festín de su vida probando y comiéndose su coño en todas sus letras, el cual ya estaba calientemente afiebrado, por la calentura que sentía la mujer.
Mientras el mecánico se esforzaba en los chupeteos de tetas, la fue recostando como él quería, a su vez comenzó a bajar sus lamidas por todo el cuerpo de la rubia quien sumisamente se mantenía en la posición en la cual la habían dejado, sus blancas manitas se agarraban fuertemente a los cantos del mesón, cerro sus ojos cuando sintió que su pequeña prenda íntima que cubría su panocha estaba siendo bajada y retirada de su cuerpo, y por Dios!! Como la prendía estar en esa situación tendida y ofrecida totalmente desnuda en una grasienta mesa, expuesta a que se la comieran e hicieran con ella lo que quisieran, la casada ya estaba caliente, muy caliente!
Don Cipriano una vez que retiro la pequeña tanguita de color rojo se la llevo a sus narices para oler y sentir con verdadera devoción. Se la pasaba por toda la cara y volvía a aspirar ese exquisito aroma de mujer, inhalaba como si fuese droga lo que estaba aspirando y una vez ya dándose por satisfecho, guardo en uno de sus bolsillos la preciada y diminuta prenda, miro el tembloroso cuerpo de Gabriela que aun esperaba su turno para que él le hiciera lo que quisiera.
El viejo como si él fuese el más experimentado de los ginecólogos, levantó sus hermosas piernas y separando lo más que pudo sus complacientes y poderosos muslos, se dio a contemplar por un instante la deliciosa abertura rosada que aparecía debajo del rubio vientre, adornada por una escasa población de áureos y tímidos pelitos hermosamente dorados.
Si bien don Cipriano ya había gozado y probado la panocha de Gabriela en otras dos ocasiones, esta era la primera en que se la podría beneficiar a su total merced, la tenía verdaderamente servida en la mesa y pensaba en chupársela y comérsela hasta el aburrimiento y esto sumado a la fuerte luz del foco alógeno lo hacían creer que lo que estaba viendo en estos momentos lo veía en Full HD y en primera fila.
Luego, sin decir palabra, ubico una silla y se sentó al medio de las piernas totalmente abiertas de la casada, fijo su vista en aquella pequeña rajadura rosadamente íntima y avanzó su rostro hacía ella, e introduciendo su descarada y desvergonzada lengua tan adentro como pudo en la húmeda panocha de Gabriela, se dio a propinarle la mejor comida de zorra que nunca jamás le habrían dado a la caliente y rubia mujer.
--Ahhhh, fue el primer y leve gemido de placer que nació de los labios de Gabriela, en el momento que sintió la irrupción de la áspera lengua del viejo en su zorrita…
--Cshprrt…cshprrt… cshprrt…, eran los sonidos que hacia la boca de Cipriano al estar comiéndose la panocha de Gabriela, quien se lo agradecía gimiendo y manteniendo sus piernas lo más abiertas posible. --Te gusta putitaaa!!?? --cshprrt…cshprrt… cshprrt…,
Por un momento la rubia no sabía si contestar o quedarse callada, pero el recordar que estaba muy lejos de su hogar y totalmente a solas con don Cipriano, y sumado a que esta relación entre él y ella duraría solo un mes, decidió que lo muy rico que estaba sintiendo tenía que disfrutarlo…
--Siiiiii !! Ri…cooo!! Ahhhhh!! Co…ma…me…laaa!! Ahhhh!! A…siiii!! Mas rápido Donnnn, mas fuerteee!!, exclamaba Gabriela a la vez que movía su zorra al mismo vaivén en que se movían la boca y lengua del mecánico.
-- Cshprrt…cshprrt… cshprrt…, Sigue pidiendooo pendejaaa!! Sigue pidiendooo!! Le exigía don Cipriano a la vez que seguía devorándosela --Cshprrt…cshprrt… cshprrttt…, fueron como 20 minutos aproximados en que el mecánico se la estuvo chupando, estaba dispuesto a que la rubia tuviese su primer orgasmo junto a su cariada boca y viendo el gratificante y ardiente estado en que se encontraba la casada, comenzó a succionar tan caníbal y bestialmente, que Gabriela cayó en un estado de gran éxtasis pasional, bien asida con ambas manos de los bordes de la mugrienta mesa sacudía su escultural cuerpo en espasmódicas contracciones de placer, refregaba su panocha en la boca del hombre como queriendo tragárselo ella misma por su zorra, la pobre estaba abandonada a las exquisitas sensaciones que la hacía sentir el detestable mecánico por lo que ya no aguantando más y con un fuerte bramido de hembra bien atendida, dejaba fluir desde sus pudorosas intimidades abundantes cantidades de jugos femeninos, emanaciones liquidas y calientes que don Cipriano se iba zampando y tragando a la misma medida que la zorra de Gabriela se las iba soltando, el viejo se las comía como si estos fluidos vaginales fuesen el más dulce de los caramelos…
--Asiiii!! Asiiii!!!, Ahhh!! Sigaaa co…mien…do..melaaaa!!, Gaby sumida en una profunda calentura se lo exigía en forma entre cortada, lo que le estaban haciendo tan impúdicamente era lo mejor, ella solo quería que el viejo no se detuviera y de que siguiera con sus ricas lamidas, las sensaciones eran bestialmente exquisitas, y se lo demostraba a su macho con calientes movimientos de cintura y pelvis-- Por favorrrr!! No pareeeee!! Shsssssst!! Ahhhh!! Cómame la zorraaaaa!!! Ahhhh!! Donnn me voy a correr en su bocaaa!! , Don Cipriano al ver la caliente forma en que se lo pedía la rubia más perseveraba aplicándose con lengua y labios, lo hacía como si se estuvieran besándose salvajemente en la boca, Gaby ya sentía que se aproximaban las descargas eléctricas en todos los sentidos de su cuerpo y sistema nervioso; y perdiendo total compostura dejo salir los gritos con los cuales le demostraba a su macho lo muy buena hembra que era ella al momento de sentir un orgasmo: Ahhhh don Ciprianoooo!! Me corroooo en su bocaaa!! Tomeeeee Donnnn!! Ahhhhhhh!! , fueron los alaridos de Gabriela una vez que su cuerpo ya no aguanto más y se entregó a las delicias del placer.
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Por ahora habían terminado la primera parte pensaba el viejo Cipriano, Gabriela aun descansaba tendida en la mesa con ambas piernas abiertas y con las plantas de sus pies juntas, su respiración era agitada.
El hombre se levantó después de haber ingerido tan exquisita merienda para luego dirigirse a ubicar los sucios colchones al medio de la habitación, su intención era que en el momento en que se la culiara tener el máximo de iluminación posible, quería ver en plenitud el cuerpo de Diosa que se iba a servir, disfrutar de los movimientos que esta haría, verle su cara en el momento en que estuviera gozando y gimiendo de placer, su idea era grabar en su mente la viva imagen de Gabriela en estado de calentura, para recordarla en los tiempos en que ya no pudiera beneficiársela.
Posterior a esto y ya con el improvisado lecho amatorio listo para ser ocupado don Cipriano la fue a buscar…
--Vamos pendeja que ahora se viene lo mejor, le decía en el momento que el mismo se comenzaba a sacar la ropa para empelotarse, Gabriela muy lentamente se bajó de la mesa, sus extremidades aun las tenía temblorosas, vio el ya conocido y asqueroso cuerpo desnudo de don Cipriano con su enorme barriga cervecera toda cubierta de negros y canosos pelos, tenía su descomunal verga totalmente parada y lista para pasar al combate.
En el momento en que Gaby desnuda y descalza se proponía a dirigirse hacia los pestilentes colchones que servirían de cama, el degenerado hombre le cortó el paso,
--Un momento dulzura, si quieres que te coja primero tendrás que cumplirme un deseo, jajaja…
-- Que es lo que quiere ahora? Le pregunto Gabriela…--Acaso no le basta con lo que me acaba de hacer?…
-- Y de que te quejas putona? si te acabo de hacer gozar como a una cerda!! Es por eso que ahora me toca a mí jajaja!!, vamos en cuatro patas!!
--Pero don!! El piso está sucio y además…
--En cuatro patas te dije!!, le mando don Cipriano y tomándola de sus alisados cabellos rubios la jalo fuertemente hacia abajo haciendo que Gabriela se pusiera en la caliente posición de perra.
La rubia pensaba que el mecánico la iba encular ahí mismo como estaba, y grande fue su sorpresa cuando escucho la insólita solicitud que este le hizo,
--Ahora quiero que gatees por toda la habitación, así me demostraras lo puta y perra que eres jajaja, vamos gateando y moviendo ese culo que lo quiero ver!!… Plafff!! Plaff!! Plaff!! Plafff!! Plaff!! Plaff!!...eran las sonoras y fuertes nalgadas que don Cipriano le iba asestando a Gabriela mientras ella cumplía con la humillante misión que este le había ordenado, este a su vez no dejaba de masajearse la verga ante la imagen de aquella bella amazona deslizándose desnuda y como una vulgar perra en aquella miserable habitación casi desamoblada.
--Así es perrita!! Vamos mueve ese culo que me pertenece!!, Plafff!! Plaff!! Plaff!! La volvían a golpear en su formidable trasero, las lágrimas corrían por las mejillas de la casada, ahora solo pensaba en Cesar, como le pudo haber fallado de esta manera y con este viejo que parecía gozar burlándose de ella y de su propia familia, y lo que más le escandalizaba era la gratificante sensación de sentirse un mero objeto, se sentía como una verdadera perra a la cual su amo la sacaba a dar una vuelta por la plaza, pero aun la asaltaban los remordimientos de saberse que ella era casada y que en su hogar la esperaban su esposo e hijo (esto solo lo pensaba por la situación del momento, ya que todos sabemos que Cesar estaba en su trabajo y su hijo con su abuela)
En un momento de lucidez Gabriela paro su recorrido y quedándose de rodillas le pidió a don Cipriano que ya terminara de humillarla…
--Por favor Don… yo no vine a esto, se lo suplico…
--Y entonces a que crees que vinimos Putaaa!!, le gritaba el mecánico con las venas de sus sienes totalmente hinchadas y con la expresión de su cara que lo hacían ver ya preso por la lujuria, Gabriela no sabía que contestar no encontraba las palabras adecuadas, y en el mismo momento en que quiso decir algo fue nuevamente tomada por los cabellos y fue brutalmente arrastrada por toda la habitación, la casada pataleaba y aleteaba intentando zafarse de su agresor pero todos sus movimientos fueron inútiles, don Cipriano estaba realmente enojado y mientras la arrastraba le decía…
--Mira puta asquerosa!! Tú me perteneces!!, Aquí se hace lo que yo digooo!! Eres mi mujer y harás todo lo que yo te ordene por lo menos lo que queda del mes!! Lo tienes clarooo!!
--Ahhhh!! Siii!! Don Ciprianooo!! Hare lo que Ud me pidaaa!! Pero ya no me arrastre que me dueleee!!
Don Cipriano luego de haberla arrastrado por toda la habitación la soltó y la lanzo a los sucios y hediondos colchones, Gabriela estaba asustada pero aun así no le tenía tanto miedo al viejo, esto debido a sus anteriores encuentros y al verse desnuda en una miserable vivienda en donde todo era vulgar y antihigiénico y al estar ya a pocos momentos de que la usaran como a la más barata de las putas, lejos de espantarla, la enardecían y la calentaban, ya casi deseaba que don Cipriano la montara y la hiciera suya de una buena ves, que la tratara como a una fulana, como perra o como él quisiera pero que lo hiciera lo más pronto posible.
La casada infiel ya estaba ardiendo, y el brillo del deseo se asomaba a sus ojos. La calentura se había posesionado de su persona y más cuando ella ya se encontraba hincada al medio de los colchones y con sus muslos abiertos formando una V, el mecánico poso ante sus azulados ojos su varonil pedazo de verga totalmente rígida y parada.
Gabriela quedo hipnotizada, la veía gruesa y palpitante, con sus características venas verdes y azules hinchadas dando la impresión que a cada palpitación que esta hacia más aumentaba de tamaño, un ardiente deseo de placer y de apareamiento se posesionó de ella, e incapaz de controlar por más tiempo sus ganas, llevó con suma rapidez sus manos para agarrar la inmensa verga nervuda que ya amenazaba por perforarla por cualquiera de sus sabrosos orificios.
Se dedicó por un rato a sentirla, a palparla, la recorría y la exploraba, ya que igual que don Cipriano tenía toda la luminosidad necesaria para poder estudiarla a cabalidad, la veía brillantemente aceitosa, poderosa y peligrosa; y a pesar de tenerla asida con ambas manos no lograba sentirla en toda su envergadura, esto le recordó que esa misma tarde con su marido solo le habían bastado dos dedos para poder sentir el porte de su verguita, la de don Cipriano era hermosamente monstruosa, algo en su cuerpo le indicaba que ella había nacido para esa descomunal verga y su dueño, su conciencia determinaba que desde ahora Cesar pasaba a segundo plano.
Levanto su rostro para ver a su verdadero hombre, se encontraron las miradas de ambos, la lujuria y deseos lascivos ardían en ellas. La atracción era mutua, a la casada le resultaba irresistible, y acabó por comenzar a deslizar sus delicadas y suaves manos por toda la extensión de esa gruesa estaca de carne llena de nervios, lo masturbaba y le miraba esa preciosa mata de gruesos y negros pendejos que adornaban la base de ese grandioso filete en forma de palo que en estos momentos ya ansiaba chupar y probar, hasta que no aguanto más y dejo salir un suspiro lleno de deseo…
--Ahhh pero por Diosss! Don Ciprianoooo!! … Su vergaaaaa!!, diciendo esto último lo miro fijamente a sus ojos y mordiéndose sabrosamente su labio inferior…
--Es toda tuyaaa mamitaaa!!, le contestaba el viejo que hacia grandes esfuerzos por contenerse y no disparar su munición liquida sobre la misma cara de Gabriela, aunque ganas no le faltaban, a la vez que ya había tomado posesión de una de sus tetas, la cual apretaba y masajeaba fuertemente, como si quisiera reventársela.
La casada ya reconocía aquel erótico aroma que emanaba de la verga del mecánico; su zorra ya estaba empapada nuevamente, por lo que siguió con una mano la lenta masturbación hacia su macho y la otra la bajo hacia su propio coño que ya urgía por también ser atendido, comenzando a masturbarse ella misma.
Gabriela pajeaba a don Cipriano y también se pajeaba a ella misma, estaba casi perdida en los mares del placer, nunca en su vida se había masturbado delante de algún hombre y esta situación hacían que su cuerpo se convirtiera en un verdadero volcán a punto de hacer erupción, por lo que se vio en la imperiosa necesidad de comenzar a chuparle el pico.
Apunto la gruesa verga hacia su boca y lo engullo, posó sus labios proyectados hacia adelante sobre gran parte del tronco, y abrió todo lo que pudo sus mandíbulas para ella misma ensartarse aún más casi toda la gran longitud de aquella verga que casi la hacía perder la razón.
--Ahhh, que bien la chupas ahoraaa zorraaaa!! Ahhh, como has aprendido a mamarla putaaaa!!, me haces ver las estrellasss!!
La casada aplicaba su lengua con dedicación, lengüeteaba por todos lados, la ensalivaba y se la pasaba ella misma por toda su cara, frente, narices y hasta una buena parte de sus rubios cabellos se enredaban en esta, en un momento en que vio que desde la punta salía el blanquecino liquido pre seminal, ella se lo aplico en todos sus labios como si este fuera el más fino y caro lápiz labial, bañando e impregnando a estos con aquel exquisito fluido que provenían desde el fondo de los testículos de don Cipriano, para luego volver a metérsela en la boca y seguir chupando para deleite de ella y del mecánico que ya casi no aguantaba las ganas de eyacular en la garganta de Gabriela.
La felación continuaba y a Gaby le encantaba estar con la boca llena de carne vergal, las abundantes cantidades de salivas y babas que caían mescladas con otros tipos de líquidos que provenían desde el interior de la tranca del hombre, ella misma se encargaba de desparramárselas con sus dos manos en sus tetas y vientre, en el cual se veían claramente varias hormigas desperdigadas y muertas; pegadas y disecadas por los líquidos sementales que ella se aplicaba a su espectacular cuerpo, estas la habían abordado cuando estuvo tirada y acostada en la mesa.
Ahora ya succionaba y chupaba el pico como desesperada, don Cipriano mantenía sus piernas abiertas y semi flectadas, tenía sus ojos en blanco, con sus dos manazas dirigiendo la cabeza de la chupadora mujer que se movía rápidamente hacia atrás y hacia adelante.
En un momento dado en que la enorme vergota se salió de la cavidad oral de la casada debido a los bruscos de sus movimientos, el mecánico aprovechó para descansar y calmarse un poco, porque aunque era excitante la idea de darle su semen a Gabriela para que se lo bebiera, lo que él quería en realidad era que su primera corrida fuera al interior del hermoso y rubio cuerpo de su mujer, por lo que se agacho para quedar hincados frente a frente con ella, abrazándola y aferrándose a las tibiezas y suavidades de aquel femenino cuerpo que poseía su Diosa…
--No sabes lo que me encantas puta estúpida!!, le decía a la vez que la recorría por todo su cuerpo con sus ásperas manos, Gabriela solo reacciono a corresponder el abrazo y posar su rubia caballera en los hombros y cuello de don Cipriano, sus tetas y vientre se adosaban al pecho y a la prominente panza peluda de aquel horrendo hombre, todavía le acariciaba la verga con una de sus manos, se la estiraba hacia arriba como queriendo que esta quedara más larga de lo que ya era,
--Bien como me doy cuenta que no quieres hablar y que aun así no me sueltas el pico, te lo voy a tener que meter bien adentro, a ver si con eso te salen las palabras, jajaja…
--Don Ciprianooo… en realidad…yooo…., las palabras no le salían, la casada quería hablar, pero había algo que se lo impedía.
--Tranquila mi reina, yo sé que me quieres decir que te encanta mi verga y que ya deseas que te la meta, y que por respeto a tu maridito, a lo mejor no lo puedes decir, jajajaja!! Pero yo sé que por dentro eres la peor de las putas, es solo que no quieres admitirlo…, en esto don Cipriano tomo su verga y en la misma posición en que estaban, arrodillados, comenzó a paseársela por toda la rajadura de Gabriela quien casi adivinando lo que ahora le iban a hacer solo atino a separar un poco más sus rodillas y muslos, para dejarle todo el camino abierto y que al hombre le fuese más fácil irrumpir en los íntimos interiores de su cuerpo.
A don Cipriano casi no le costó nada, ubico la gruesa punta de su verga en la entrada vaginal de Gabriela haciendo contacto con sus húmedas y rosadas carnes intimas y comenzó a empujar hacia adentro con todas sus fuerzas, el gran tronco de carne se empezó a deslizar sin ningún tipo de inconveniente hacia el interior del cuerpo de la casada, pero solo le quedo adentrada hasta la mitad.
Gabriela solo se mantenía quietecita y sintiendo el placer de estar siendo ensartada a medias con tan magnifica estaca, la calentura por aquella caliente barra de carne la tenían casi electrizada, sentía el gran esfuerzo que hacia don Cipriano para mantenérsela adentro, así se la mantuvo ensartada por espacio de algunos minutos, hasta que determino de que ya era el momento en que ambos se debían mover para luego de poder clavársela en su totalidad, llenarla con su urgente simiente.
Lentamente se fueron recostando en las suciedades de los colchones en que se consumaría el bestial acoplamiento, don Cipriano retiro su verga del cuerpo de Gaby solo por un momento para luego el mismo escupir en la punta de esta y escupir también en el mismo tajito rosado de Gaby.
Ubico su gruesa tranca en la mojada entrada amatoria de Gabriela, la cual ya palpitaba afiebrada por la calentura que sentía su dueña; don Cipriano se la iba a meter de un puro envión para que ella sintiera en sus propias carnes lo que era culiar con un hombre de verdad.
La casada aguardaba expectante, su ahora ardiente temperamento a estas alturas ya casi adivinaban lo que el caliente viejo le iba a hacer, pero ella ya sabía que las curvas de su cuerpo estaban hechas para el uso único y exclusivo de aquel hombre que tanto le había enseñado a gozar, sentir y experimentar; don Cipriano empujó resuelto y con fuerzas descomunales, y de un solo golpe introdujo la totalidad de su voluminosa verga en el interior de la hermosa mujer casada, se lo enterró hasta las mismas bolas, ella quien a pesar de ya haber probado en otras ocasiones las medidas del grueso tronco que ahora le habían ensartado, no pudo evitar de dejar salir un fuerte alarido de auténtico dolor, ya que la estocada fue casi mortal…
--Ohhhh!!...—Ahhhh…--Por favooor!! Don…más despacioooo!! No se muevaaaa!! No se muevaaaa!! Que dueleee!!, rogaba una Gabriela muy adolorida por tan salvaje acometida.
El viejo mecánico nuevamente se quedó quieto totalmente ensartado en el cuerpo de la rubia, le daría un poco de tiempo porque él sabía muy bien que solo era cuestión de minutos para que ella misma pidiera que le partieran o que la destrozaran la zorra a vergazos.
Luego de un breve momento don Cipriano comenzó a meter y sacar su verga en forma acompasada en el perfecto cuerpo de Gabriela, quien estaba firmemente agarrada a los hombros de su amante y con sus muslos totalmente abiertos, tenía cada una de sus hermosas rodillas posadas al lado de cada una de sus respectivas tetas, y a pesar de no estar acostados en una cama, los crujidos de las tablas del piso no se hicieron esperar, en pocos minutos las arremetidas y aserruchadas que le daba el mecánico a Gabriela eran realmente salvajes, los secos palos de la habitación entera rechinaban, los morbosos gemidos de Gabriela no eran de placer ni tampoco de dolor, eran de aguante, la casada quería demostrarle a su macho que ella era capaz de aguantar y de que su cuerpo se la podía con su monstruosa verga.
El adolorido cuerpo de la rubia infiel soportaba estoicamente las animales embestidas que le propinaban, y a pesar de las sensaciones de suplicio y tortura que sentía ella, se dijo y se propuso que las podría sobre llevar, por lo que sin pensarlo más lo empezó a secundar con ricos movimientos de cintura, pelvis, caderas y de su misma zorra.
Los quejumbrosos gemidos de aguante que hacia la mujer a los feroces empujes y estocadas que don Cipriano le asestaba sin compasión aún continuaban, se besaban y se comían sus bocas en forma animal de vez en cuando, ambos ya sudaban como unas verdaderas bestias, el hombre la montaba y se movía encima de su cuerpo como si ella fuera su yegua y los dedos de las gruesas manos del mecánico estaban entrelazados con los finos y delicados dedos de ella.
O sea, culiaban, se besaban y estaban tomados de la mano!!
Cuando llevaban unos 25 minutos de buena follada Gabriela ya no sentía tanto dolor con los fuertes empalamientos a los cuales estaba siendo sometida. Ahora las violentas y brutales entradas del animal miembro viril de don Cipriano en el interior de su despampanante y curvilíneo cuerpo le estaban causando el mayor de los placeres, mientras le dieran más fuerte y más bruto mayor era el placer y más rico sentía la caliente mujer casada, por lo que perdió el poco control que conservaba en su mente, y olvidándose de todo sufrimiento o dolor que había sentido hace un rato, rodeó con sus piernas las gruesas espaldas de don Cipriano, y lo alentó a no guardarle contemplaciones ni miramientos de ningún tipo…
--Ahhh don Ciprianooo!! Me dueleeee!!, pero que ricoooo se sienteeeee!!
--Jajjaja!! Ya lo sabía!! Siempre lo supe, desde que te conocí, eres una adicta a la vergaaa!!
--Ahhh…siiiii es verdad….me encantaaaaa su vergaaaa!! Ohhhhh!! Donnn culeeme masss firmeeee!! Lo aguantooo todooo!!
--Lo hareee pero recuerda siempre que tú eres mi mujerrrr!! Y mi putaaaa!! Vamos dilo tu mismaaa!!, Gabriela que le encantaba que aquel hombre la tratara tan vulgarmente, como ya lo había hecho en otras ocasiones, no lo dudo mucho para hacérselo saber…
--Siiii Donnn!! Yo soy su Mujerrrrr!!...Ahhh!!... Soy su Putaaaaa!! , don Cipriano estaba encantado con el nivel de calentura en que tenía a su Gaby, por lo que quiso seguir jugando un poco más con aquel soez juego de palabras…
--Y quien es la perra caliente de Ciprianoooo!! Dimee…quien es mi Yeguaaaaa favoritaaaa!! Dilo para convencerme de lo bien putaaaa que eressss!!
--Yoooo… yo… soy… su perraaaa calienteeee!! Soy su Yeguaaaaaa favoritaaaa!! Sigameeee montandoooo!! Enculemeeee si quiereeeee!! Pero sígase moviendoooo!! No pareeeee!!
--Prepárate chamaca que me voy a empezar a mover más fuerteee!!
--Ohhh…siiiii estoy listaaaa!! Deleee!! Muevaseeee más fuerteeee, mas firmeeeee!! Métamela hasta donde más puedaaaa!! Ayyyyyyy!! Es tan ricaaaaaaa!!
Los fuertes gritos de la hermosa mujer más animaban al viejo para darle verga hasta casi querer matarla a vergazo limpio. Daba la impresión que todo en aquella sucia vivienda se estremecía ante los bestiales movimientos que hacían ambos cuerpos. Don Cipriano le miraba su rostro descompuesto mitad por el dolor y mitad por calentura, pero Gabriela sabía que ya faltaba poco, el hormigueo que sentía en su sangre y también en sus poros y en sus carnes se lo avisaba.
--Te gustaaa mi vergaaaa!!
--Siiiii papiiiiiii!! Me encantaaa!! Ahhhhh!! Ricaaaa tu vergaaaa papitoooo!! Ohhhh!!
Don Cipriano aprovechándose del estado calenturiento de su mujer quiso nuevamente ponerla a prueba…
--Quien tiene la verga más grandeee!! Yo o tu maridooo!! Vamos diloooo putaaaa!!, le preguntaba mientras la seguía clavando, Gabriela por un momento no supo que contestar, nuevamente don Cipriano le hacía recordar a Cesar, por un rato hubo silencio en la habitación, solo se escuchaba el plaff!! Plaff!! Plaff!!, que era el sonido que emitían ambos cuerpos cuando chocaban uno contra el otro ya que a estas alturas Gabriela también se meneaba en bruscos movimientos de apareamiento,--Vamos diloooo putaaaa!! Quiero escucharteeee!! --Quien tiene el picooooo más grandeee!! Yooo o el maricon de tu maridooo!!, volvía a preguntarle don Cipriano quien había aumentado la velocidad de sus estocadas en el afiebrado cuerpo de la mujer, hasta que luego de unos breves segundos Gabriela perdida en las constelaciones de la lujuria y calentura, dejo salir de sus labios aquello que el mecánico quería escuchar…
-- Usteddddd!! Ahhhh!!
Al mecánico se le dibujo una risa diabólica en su rostro ante la positiva respuesta de Gabriela…
--Yo que!! Perra calienteeee!! Quiero escucharlo completoo!!... los fuertes jadeos continuaban…
--Usted tie..neee la ver..gaaa mas gran..deee que la de mi ma…ri…doooo!! Ahhhhhh que ri…coooo!! Ricooooo!!, con esto último fue la perdición para Gabriela quien se empezó a menear a un más fuerte restregándose en aquella verga que la enloquecía.
Ahora ella misma le daba fe a su amante que él era mejor que su marido, le confirmaba que él era más macho, mas hombre, y más viril.
--De que porte la tieneeee!!, seguía preguntando don Cipriano…
--La tie…neeee chi…caaaahhh, Ohhhh!! muy… pe..que…ñi…taaaaahh… Ahhhh, mientras Gabriela, le hacía estas íntimas confesiones sobre su matrimonio a don Cipriano, su cuerpo más se acaloraba y más caliente se ponía para culiar…
Cesar quien en estos mismos momentos mientras a su esposa se la culiaban como a una perra en leva, el pobre se mataba trabajando haciendo dobles turnos para así poder llevar más dinero al hogar de ambos.
Don Cipriano se sentía triunfador, había logrado que la misma mujer ofendiera la virilidad de su legítimo esposo, con esto acortaba el trecho que los separaba a ambos, como a su vez también separaba otro poco a la hermosa mujer de su misma familia, por lo que siguió empujando aún más frenéticamente y con más fuerzas hacia la entregada anatomía de Gabriela que a estas alturas ya no le importaba nada ni nadie solo existía ella y don Cipriano, su hombre, su macho en todas las de la ley, por lo que seguía bufando y gimiendo como una yegua, don Cipriano solo se concentraba en hacerla gozar y que siguiera bramando de placer, pero aun no quería terminar ya que todavía faltaba mucho, si todavía ni siquiera la enculaba pensaba el caliente mecánico, mientras tanto Gabriela ya estaba al borde del paraíso de la lujuria…
--Ahhh don Ciprianoooo…don Ciprianooooo!! Ohhhhhh!!, era lo que dificultosamente podía articular Gabriela en forma sofocada, demostrándole que nuevamente volvía a ser su mujer, mientras este seguía aserruchando furiosamente, agasajándola en cada empujón que le daba con toda la extensión de su tranca, la casada ya no daba más de tanto placer y calentura, con sus brazos, muslos y piernas se atenazo con desesperación al obeso cuerpo del mecánico, quien seguía embistiendo y ensartándola con salvajes y viriles apuntalamientos, con lo que logro hacer explotar de placer y felicidad a su bella amante casada--Asiiiiii!! –Asiiii mi vidaaaa!! Que me voy a correrrrrr!! Asiiii papiii!! Culeemeeee!! Culeemeeee!! Que yo soy su mujerrrr!!, Soy su putaaaaaaa!!...Ahhhhhh…Ricoooooo!!, Me corrooooooo!!! Gritaba con las facciones de su cara totalmente contraídas, como si estuviera sufriendo, mientras que desde el interior de su rendija amatoria bañaba y lubricaba aún más la tiesa y gran verga que la seguía perforando, sus expulsiones eran abundantes, el sucio colchón en donde se posaba el suave y apuntalado culo de Gabriela estaba todo mojado como si ella en vez de haber tenido un orgasmo, la rubia se hubiese meado…
Don Cipriano se salió del interior de Gaby y se desplomo a descansar al lado del cuerpo de su mujer, ella permanecía en un estado lamentable y catastrófico, pero feliz!!, había sido una cacha bestial la que le habían pegado, pero el viejo aun no acababa, tenía grandes cantidades de semen acumuladas en sus bolas para en cualquier momento inyectárselos por cualquiera de sus orificios y la casada estaba consciente de esto.
A pesar de lo cansada en que se encontraba Gabriela sabía que aún tenía que seguir dándole guerra a aquel hombre que la hacía sentir una mujer plena y dichosa, solo aguardaba por sus órdenes, era el quien dirigía todo y era el quien mandaba, y ella por su parte solo deseaba en complacerlo ya que cumpliendo con esto la más beneficiada seria ella misma, fue don Cipriano quien la saco de sus pensamientos…
--Bien señora Guillen! terminemos con esto, ahora te enculare tal como me lo pedias hace un rato dulzura, te podrías poner en cuatro patas por favor?, le solicitaba mientras el mismo ya se había puesto de rodillas para poder sodomizar en forma más cómoda el perfecto culo de la casada…
Gabriela quien había escuchado lo que ahora le tocaba hacer no puso ningún tipo de reparo ante tan degenerada solicitud, ni siquiera le preocupaba de que el viejo la llamase en forma burlona por su nombre de casada, giro su hermoso cuerpo para quedar acostada de cara al sucio colchón y muy lentamente empezó a elevar ese fenomenal y admirable par de suaves nalgas, con la finalidad de que el viejo mecánico se las partiera en dos.
Una vez que la casada estuvo con su portentoso culo bien parado, con su cuerpo y tronco inclinado hacia abajo y con una de sus mejillas posadas justo en una de las llamativas manchas de orina de aquel colchón que servía de cama amatoria, don Cipriano con sus ojos inyectados en sangre y con su verga que ya estaba que reventaba, tomo ubicación entre medio de las piernas semi separadas de su víctima, la erótica postura de perra en estado de sumisión que había adoptado la puta, casi lo enloquecieron, apuntó la cabeza de su tieso miembro hacía el pequeño orificio rosado situado entre las rotundas nalgas de Gabriela, y empujando su bien lubricada verga comenzó poco a poco a penetrar en su orificio de manera antinatural.
En un momento pensó en mandárselo a guardar de un puro y solido empujón, pero el culo de Gabriela nuevamente estaba apretado, por lo que no le quedo más opción que metérselo lentamente, aun así los placeres que le brindaban aquel estrecho orificio, eran sabrosamente exquisitos…
--Oh, Diooos!!, Diosss!! Gemía la casada al momento de sentir la irrupción de aquel monstruoso falo al interior su ojete posterior, que a pesar de ya haber gozado en otras ocasiones de la sodomizacion, ahora la sentía como si nuevamente la estuviesen desvirgando por el culo. -- Por favor...!! Oh, por favor Donnnn...!! Ah...!! Despaciooo!! Ahhh…dueleeee!! Dueleeeee!!..., sentía en sus propias carnes el animal dolor del nuevo enculamiento al cual estaba siendo subyugada. –Ayyyyyyyy!!!, fue el bestial y lamentoso alarido de dolor arrancado de su garganta cuando una repentina y vigorosa embestida del mecánico, introdujo su descomunal miembro de potro hasta la misma raíz. Gabriela sintió que se la habían metido por el culo hasta los mismos testículos.
Don Cipriano posando sus grandes manos en torno a sus caderas, se apretó contra las suaves nalgas, y comenzó a restregarse con el miembro insertado tan adentro del culo de Gabriela como le era posible. Las palpitaciones de placer se hacían sentir a todo lo largo de la hinchada verga, la casada mordiéndose los labios, aguantaba los movimientos de su macho que bien sabía la iban a comenzar a hacer sentir el placer hasta el máximo que le permitiera su cuerpo.
Gabriela en su desesperación por aguantar los dolorosos apuntalamientos que sufría su recto, mordía el orinado colchón con su blanca dentadura, sentía la hediondez a meado en sus propias fosas nasales y en su boca misma y esto en vez de espantarla, más la calentaron por lo que decidió empezar a lamer la asquerosa tela en donde tenía enterrada su cabeza.
El viejo mecánico ya enloquecido de placer por lo apretado y estrecho de aquel delicioso agujero rosado, se dio a ultrajar bestialmente al ardoroso culo de la mujer, los movimientos del hombre eran rápidos pero cortos, no se lo llegaba a sacar del culo ni la cuarta parte de su verga, por miedo a que esta se le saliera, se sentía enterrado hasta las entrañas e intestinos de Gabriela, quien seguía aguantando resignadamente los brutales empalamientos que sufría su adolorido trasero, el cual ya se encontraba totalmente lubricado y lleno de jugos que exudaban desde el interior de su recto.
En la sucia habitación ahora solo se escuchaban los suspiros y los degenerados quejidos y gemidos de auténtico placer animal que emitían ambos supuestos enamorados.
Gabriela a estas alturas ya sentía como que en cualquier momento su trasero se iba a reventar, las sensaciones de éxtasis la tenían en el mismo paraíso del placer sodomítico y sabía que un nuevo orgasmo ya se aproximaba a pasos agigantados, sentía y disfrutaba de la enorme tranca de don Cipriano la cual se la tenía ensartada en el fondo de su conducto posterior hasta las bolas, enderezo su cuerpo hasta quedar con sus espaldas pegadas al pecho de don Cipriano, subió su brazos y los paso por detrás de la nuca de su macho y apoyo su cabeza en uno de sus hombros para ella comenzar a besarlo mientras disfrutaba de su enculamiento, hasta que nuevamente perdió la razón y compostura para comenzar a solicitarle en sus oídos, todo lo que su ardiente cuerpo necesitaba…
--Ahhhh!! Don Ciprianoooo!! Ahhhhh!! Me culeaaa tan ricoooo!!, Shhhhhhhttt!! Enculemeeee!! Enculemeeeee!! Mas fuerteeeee!!, le pedía ella a su asaltante, mientras este la seguía clavando sin compasión alguna, y firmemente agarrado a sus tetas…
El mecánico ya no necesitaba de que le hicieran barra, con poderosas y rítmicas embestidas se enterraba en el escultural cuerpo que tenía delante de él. La había vuelto a poner en 4 patas, y con sus grandes manazas le asestaba unas fuertes y lacerantes palmadas en el culo el cual ya lo tenía en ambos cachetes de su suave trasero totalmente enrojecidos, Plafff!! Plaff!! Plaff!! Plafff!! Plaff!! Plaff!!...continuaban las duras y crueles nalgadas hacia el adolorido culo de la casada, ya casi al borde del sangramiento…
Empujaba fuertemente hacia adelante, y Gabriela se agarraba firmemente del colchón empuñándolo fuertemente, los testículos golpeaban las suaves carnes de su vagina semi abierta por cada estocada que le asestaban, a la rubia ya casi no le importaba que don Cipriano estuviera flagelando las carnes de su cuerpo con las feroces nalgadas que le daba…
Hasta que el exigido cuerpo de la mujer ya no resistió más, su visión se nublo, su cuerpo se erizo y desde lo más profundo de su culo y entrañas un fuerte torrente de cálidas y ardientes corrientes eléctricas se apoderaron de todo su cuerpo y mente para hacerla estallar en el más bestial y violento orgasmo jamás sentido en su existencia…
--Ahhhh que ricoooo!! Nene!! Neneeee!! Me muerooooo!! Me muerooooo!!...Ohhhhh mi bebeeeee!! Me estoy corriendooo por el culoooooo!! Ahhhhhhhhh!!, fue lo último que pudo exclamar la casada hasta que cayó semi desfallecida en aquel el mugriento colchón.
Gabriela reposaba con sus tetas aplastadas en el colchón, con su culo enrojecido y casi amoratado por el salvaje tratamiento al cual había sido sometido por el caliente y perverso mecánico; con los brazos extendidos a ambos lados y la cabeza hacia uno de sus desnudos hombros, en actitud de delicioso agotamiento tras las violentas sensaciones padecidas y provocas por las depravadas culiadas que le habían pegado.
El escultural par de tetas de la casada se agitaban todavía inflándose aún más al estar presionados por su cuerpo contra el ocasional lecho en donde estaba tirada. Debido a la lujuriosa violencia de los placeres recientemente experimentados, su mente estaba en blanco, con sus hermosos ojos azules cerrados en lánguido reposo por el gratificante enculamiento que le habían practicado, la habían hecho gozar mil veces más que la casi todas sus experiencias sexuales vividas en toda su vida, ni siquiera recordaba que con su marido esa misma tarde había hecho algo, aquello no figuraba en su mente.
Don Cipriano estaba sumamente complacido por el éxito que había tenido al calentar de aquella forma a la rubia y también se sorprendía por la extraordinaria sensualidad de la naturaleza de la joven y casada mujer madre de familia, que había embaucado sexualmente bajo chantaje y también por la misma calentura contenida de ella, y del evidente degeneramiento con el que ésta se entregaba a la satisfacción de sus deseos sexuales.
La dejaría descansar un rato ya que notaba el extremo agotamiento corporal en que la había dejado, sabía que la rubia ya llevaba tres orgasmos en la noche por lo que decidió que ahora si la iba a fertilizar con su caliente simiente que ya urgía por salir disparado de su verga, en eso sintió cuando el poderoso cuerpo de Gabriela se apegaba junto al de él cruzando una de sus hermosas piernas por encima de su verga a la vez que con una de sus delicadas manos le comenzaba a acariciar sus desmadejados y tiesos cabellos, lo hacía con la misma ternura en que una madre acaricia en el pelo a su hijo, Cipriano también se abrazó al cuerpo de su mujer y se besaron, el mecánico ahora sí que estaba seguro que aquella hermosa hembra le pertenecía solamente a él.
Gabriela a pesar de lo agotada que estaba se sorprendía a ella misma que con el solo leve contacto de su piel con aquella inmensa y caliente verga, desde el interior de su cuerpo renacían casi en forma violenta los insanos deseos de nuevamente ensartársela, además que estaba clara que aún faltaba lo mejor, don Cipriano tenía que darle todos sus mocos, su semen, y ella ya estaba ansiosa de comérselos todos por el orificio de su cuerpo, en que el viejo quisiera dárselos…
--Que buena puta eres Gabriela, eres la mejor vieja que me he comido en toda mi vida…, se sinceraba el mecánico con su mujer una vez que se separaron de un apasionado beso.
Los amantes conversaban desnudos y abrazados tendidos entre medio de las inmundicias de aquella deplorable casa de campo.
--De verdad?, le consultaba la casada con una sonrisa plenamente de hembra satisfecha…
--Siiii, y espero que lo que queda del mes, no te hagas tanto de rogar, porque o si no hare una mamada dela cual te vas arrepentir…
--No se preocupe Don!!, no volveré a descuidarme del teléfono, lo de hoy fue un error que no volveré a cometer…
--Y que le dijiste a tu maridito para poder salir?, le consulto don Cipriano un poco intrigado…
--Por favor Don, no hablemos de mi marido… él no tiene nada que ver en esto que estoy haciendo…
--Está bien no te molestare más con él, pero contéstame una sola pregunta, y te juro que nunca más te volveré a hablar de él…
--Y cuál es la pregunta?. Consulto Gabriela media curiosa y accediendo a lo que el mecánico le proponía, mientras que ahora se entretenía jugando con los canosos pelos del pecho de su hombre…
--Pus… eso que te pregunte cuando estábamos follando…
La casada capto en el acto a lo que se refería don Cipriano, le estaba consultando sobre las medidas viriles de Cesar, y tomando un poco de aire le respondió con la verdad a su amante…
--Es verdad, la tiene pequeña, le contesto sumamente apenada y avergonzándose con ella misma por el tipo de aclaraciones que le estaba haciendo a un hombre que no era nada de ella, --Pero por favor ya no quiero hablar de ese tema, Cesar no tiene nada que ver con esto que nosotr….
La casada fue asaltada por un furioso y frenético beso con lengua, ya que el mecánico al escuchar lo sincero que eran las palabras de su Gabriela, cayó en un arrebatado estado de pasión hacia aquella hermosa mujer, que ahora si estaba seguro que no estaba siendo bien atendida como ella verdaderamente se lo merecía…
--No te preocupes mi putita que aquí tienes una verdadera verga de macho solo para ti ricura… siéntela, y diciendo esto último llevo una de las manos de la casada a su rígido miembro que ya exudaba abundantes cantidades de semen, Gabriela se la agarro con propiedad, como si aquel grueso instrumento carnal le perteneciera realmente solo a ella, no pudo aguantar las ganas que le vinieron de volver a probarla con su boca y sintiendo un hambre de verga sin precedentes fue en busca de su alimento, tal como lo hace una perra hambrienta en busca de su presa…
En un momento se dio a masturbarlo, pero ante las constantes salidas del blanco líquido que don Cipriano había estado reservando solo para ella, sin ningún tipo de asco se lo volvió a meter en la boca para poder chupárselo y limpiárselo como solamente él se lo merecía, se la comía con excitación tanto por la vista como por el contacto de tan notable verga nerviuda que tenía asida con verdadero deleite en su boca, Gabriela se dedicó a succionar, frotar y exprimir con sus labios el enorme y tieso miembro, de manera que proporcionaba el mayor de los goces, al feliz de don Cipriano. No contenta con succionarlo con sus delicados labios, y dejando escapar suspiros de calentura mezclada con satisfacción, llevó la cabeza del pico tan adentro, que la introdujo hasta donde le fue posible, con la esperanza de provocar con sus succiones y con las suaves caricias de su lengua y su garganta la deliciosa eyaculación que ella quería degustar y tragar.
Don Cipriano muy atento a la jugada y a sabiendas de lo muy caliente que era su nueva yegua pura sangre, le ordeno…
--Me dejaras que te culie nuevamente?,
Gabriela volteo su cabeza hacia el mecánico, y con sus ojos brillantes y vidriosos le contesto…
--De veras?...Pero por supuesto que si chiquitooo!!, le contesto la casada con verdadera desesperación.
--Entonces móntate tu solita pendeja!! Vamos a qué esperas!!, y quiero que me lo hagas rico, como tú ya me lo has demostrado, que ahora sí que te voy a llenar la concha con todos mis mocos, jajaja…
Don Cipriano quien ya había doblado uno de los colchones para usarlo como respaldo, para así poder chuparle la tetas y también poder besarla; el otro las haría de cama…
--Hare todo lo posible mi “nene”, Gaby ya lo comenzaba a llamar como ella solo lo había hecho con los dos únicos hombres que había amado en toda su vida, pero parece que ahora ya había un tercero…
Gabriela se montó a caballo sobre su inmensa panza, la verga se posaba tímidamente justo al medio de sus nalgas, levanto sus caderas para meter una de sus manitas por entre medio de su zorra y agarro el tieso armamento de don Cipriano para ubicarlo a la entrada de su abertura vaginal para intentar encajárselo en su cuerpo y luego tras varias acometidas y retrocesos por parte de ella se lo pudo meter hasta la misma raíz, entro y lo sintió hasta la altura de su ombligo, para comenzar una segunda batalla tan violenta como las anteriores.
--Ahhhh!! Donnnn la suya es tremendamente largaaaa!!, exclamaba la casada, a la vez que ondulaba con su cintura intentando exprimirle hasta la última gota de semen al semental al cual estaba cabalgando, para luego continuar alagándolo de tan buena que era su verga, --Mmmm…lo tiene tan grandeee!! Tan Gruesooo!! Ohhhh empuje Usted tambiennn…lo quiero más adentroooooo!!
--Siiii mamitaaaa!! Es solo tuyitoooo!! Culeaaa!! Culeaaaa!! Meneateee más fuerteee pedazo de putaaaa!! Grrrrrrr…, rugía el mecánico intentando de alargar lo más posible su propia explosión, a la vez que le chupaba y mordía las tetas…
--Ohhhhh!! Donnnnn!! Masssss fuerteeee!! Más fuerteeeee!! Demeee más firmeeee!! Que yo me la puedooo comer todaaaaa!! Ahhhhhh!!
Don Cipriano la tomo de su rostro con ambas manos y la comenzó a besar bestialmente, mientras ambos cuerpos se embestían con verdadero deleite y gozo animal, para luego separarse y comenzar a lamer toda su cara en forma desesperada, Gabriela movía su rostro para ambos lados y también en forma circular procurando que toda su cara quedara ensalivada con las hediondas babas del mecánico, como a su vez se ensartaba ella sola la tremenda verga que ya nuevamente la tenía enloquecida.
Gabriela seguía culiando, con la verga del mecánico metida tan dentro de ella que solo los testículos de este quedaban a la vista, la rubia con sus ojos cerrados sentía esa gruesa barra de carne al interior de su vientre y como se movía dentro de él, su zorra innatamente bañaban las nudosidades de aquella tranca que la clavaba, esto a raíz de una serie de pequeños orgasmos que la rubia iba sintiendo a medida que la culiaban y que ella iba agradeciendo moviendo y meneando su cuerpo en una forma arrebatadoramente exquisita, sin contar la serie de estremecimientos en que era asaltado su cuerpo por cada solido afianzamiento vergal que la asestaban.
Llevaban media hora apareándose como enajenados con Gabriela montada y recostada sobre el cuerpo de su macho, su cabeza la tenía perdida entre el cuello y los hombros de él, su rubia cabellera estaba toda desparramada sobre el rostro del mecánico, quien tenía sus manos posadas en las suavidades de ambas nalgas del culo de la mujer que lo subía y bajaba en forma frenética por los grosores de aquel tronco en que ella sola se empalaba y se encajaba hasta el delirio.
Gabriela comenzó a levantar y a enderezar su cuerpo para quedarse meneando en toda majestuosidad sobre la tranca de su amante, se la comía por su zorra en todas sus letras, no dejaba que nada de esa poderosa arma de carne se le saliera de su cuerpo, y así lo demostraba ante los hinchados ojos de don Cipriano, la capacidad de aguante de aquel hombre la tenían poseída en un estado de éxtasis paradisiaco, en un momento sus azules ojos vieron que al fondo de la habitación corrían dos cochinos ratones y como estos se escondían por unos orificios de las casi podridas tablas, pero esto no le importo, en otra ocasión se hubiera escandalizado y subido arriba de una mesa, pero ahora estaba con don Cipriano, por lo tanto se sentía protegida, ya nada en aquella hedionda y sucia casa la espantaban, al contrario ahora todo para ella casi hermoso, poético, idílico y romántico.
El mecánico la contemplaba, veía el sudor de Gabriela, como aquella rubia amazona toda sudada y transpirada se movía y jadeaba sobre su verga sin despegarse ni siquiera un milímetro de sus gruesos pelos púbicos…
--Realmente que eres una verdadera Diosaaa Gabrielitaaaaa!! , Le dijo un sonriente y burlón don Cipriano mostrándole toda su dentadura con caries…-- Mi verga es toda tuya mi putitaaaa!!
--De verdad que es miaaaa!!, preguntaba la casada que en ningún momento dejaba de ondular con su pelvis comiéndose y exprimiendo en toda su longitud el palo que le tenían clavado y ya perdida en la calentura del momento…
--Si es toda tuyaaa!! Tela regalo dulzuraaaa!!
Gabriela ya no aguanto más, se concentró en lo que le acababan de regalar y aclarar, esa verga era de ella, solo de ella, y fue cuando comenzó a acelerar sus movimientos y jadeos a la vez que sentía como se le iba crispando la piel y también sintiendo como se abrían y cerraban todos los poros de su cuerpo, --Es miaaaaa!! Miaaaa!! Miaaaa!! Decía esto por cada empujón que hacía con sus caderas contra el grueso mástil de carne que sabrosamente la tenía ensartada, --Miaaaaaaaaaaaaaa!!!, fue el fuerte bramido que emitió la acalorada mujer cuando su cuerpo no le permitió seguir experimentando tanto placer con esa estaca enterrada en lo más profundo de su ser y su glorioso cuerpo comenzó a realizar una serie de violentos movimientos espasmódicos que delataban el real y casi conmocionánte estado de calentura que la hacía sentir don Cipriano…
Cuando el mecánico la vio poner sus ojos blancos y sintió las violentas convulsiones y sacudidas que se apoderaron del curvilíneo cuerpo que tenía empalado, se dijo que era este el momento culmine y apropiado para poder inseminar a su puta por lo que enderezándose rápidamente se abrazó al suave cuerpo de Gabriela y se lanzó sobre su ardiente anatomía quedando nuevamente montado sobre Gabriela quien tirada de espaldas en el colchón y a patas abiertas aún se encontraba perdida en las placenteras delicias del orgasmo, no dándose cuenta de las abundantes cantidades de mocos que le tiraban al interior de su estómago y vientre…
A don Cipriano no le importo nada, la empalo y la ensarto hasta lo más profundo de sus entrañas para luego darle conocimiento:
--Ahí estaaaaa!! Mamitaaaa!! Toma todos mis mocooooos!! Son todos tuyosssss!! Ahggggg!!, gritaba como enajenado aquel pobre hombre quien junto con besarla en forma salvaje y casi comiéndosela, acababa dentro del cuerpo de Gabriela con cuantiosas y caudalosas cantidades de caliente y espeso semen, mientras la seguía apuntalando con firmes estocadas continuaban las potentes inyecciones y expulsiones del ardiente líquido reproductivo que se desparramaba muy al interior del cuerpo de la casada.
Una vez terminada la lujuriosa sesión de sexo que se mandaron don Cipriano y Gabriela, el hombre procedió a sacar el closet unas rotosas frazadas y un par de cojines que sirvieron de almohadas, apago la luz y se acostó al lado de su mujer que ante los salvajes y continuos orgasmos que había sentido su escultural cuerpo no se dio ni cuenta cuando cayó en los brazos de Morfeo, sumiéndose en un apacible y dulce sueño.
Se durmieron abrazados, unidos y entrelazados, con la rubia cabeza de la mujer en el moreno y peludo pecho de su hombre.
La noche ya había pasado, estaba aclarando cuando Gabriela ya se había despertado, sabía que aún era temprano, su pequeño hijo salía del colegio a medio día, así que no había apuro, se mantenía en el tranquilizador abrazo en que la tenía agarrada su amante, nada del abundante semen que el viejo había depositado en su interior había escurrido hacia afuera de su vagina, pero la casada estaba ajena a esto y ya casi no le preocupaba ese tema, es más ni siquiera lo pensaba.
Cuando el feo rostro del mecánico abrió sus ojos, aun no lo podía creer, había pasado una noche con su Diosa, y esta estaba muy apegadita a él y toda desnuda, tal cual como había quedado después de la gran follada que se había mandado quien sabe hasta qué hora.
--Como dormiste culona!, le pregunto don Cipriano para iniciar una conversación con ella,
--Bien, le contesto tímidamente Gaby un poco avergonzada por estar acostada con él y abrazada a su cuerpo.
--Jajajaja, después de todo lo que te moviste anoche es normal que ni siquiera te quieras ir todavía, a qué horas te voy a dejar?
--No se preocupe Don, me conformo en llegar antes del mediodía, le contestaba una sumisa Gabriela que no se aguantaba las ganas de entretenerse en jugar con los pelos del pecho del hombre, tal cual como lo había hecho en la ocasión en que habían follado en su misma cama matrimonial…
--Jajaja!!, no me vas a decir que quieres seguir follando por toda la mañana?, te das cuenta que yo tengo razón? Te estas convirtiendo en toda una puta Gabriela!! Jajajja…
--No es por eso, es solo que estoy cansada, Gabriela no se explicaba del por qué ahora no se podía enojar con ese hombre que cuando abría su boca era solamente para burlarse de ella…
--Te entiendo putita, si solo estaba bromeando, yo también me siento agotado… Aun que si quieres te la puedo volver a meter, tu cuerpo bien vale el esfuerzo, jaja, don Cipriano al ver el silencio de la casada y por también al no querer quedar mal con ella se quiso retractar, --Que te parece si nos levantamos y yo te invito a tomar desayuno a un lugar que conozco…
Gabriela lo quedo mirando fijamente con sus azules ojos, aquel hombre la estaba invitando a desayunar?, por lo que ella suponía que en su persona a lo mejor no solo predominaba el sexo, tal vez ella le importaba de verdad a ese hombre pensó, y le volvieron esa rica sensación de cosquillas en el estómago, esa extraña sensación de mariposas…
--Pero Don y a donde nos lavaremos si al parecer aquí no hay ni baño, y si vamos a salir por ahí no podemos ir en estas condiciones…
--Tu tranquilita solo sígueme, le dijo don Cipriano a la vez que se separaba de su cuerpo y se paraba desnudo, para luego tenderle una mano invitándola a que lo siguiera…
Gabriela entusiasmada como una quinceañera le dio su fina mano y se levantó, para comprobar ella misma que era lo que ahora se le había ocurrido al mecánico, este la guio hasta una puerta trasera que tenía aquella casita de campo y ambos salieron al exterior completamente desnudos. La casada se sentía totalmente apenada nunca había estado tan expuesta y más encima desnuda en algún lugar público, pero se tranquilizó al darse cuenta que por aquellos parajes y por la temprana hora no se veía ningún alma.
--Vamos hacia el fondo ahí hay una ducha, le invitaba don Cipriano tirándola de la mano para que ella avanzara junto con él, la rubia con su otra manita tapaba tímidamente sus doradas partes íntimas.
Avanzaron unos metros, hasta llegar a otra deplorable casucha de palo que las hacía de ducha, en el techo de esta había un grueso tambor de lata en donde acumulaban el agua a través de una motobomba que succionaba agua de un canal de regadío que pasaba solo a un par de metros, el viejo abrió la puerta de esta y se metió junto a Gabriela al interior, en donde ella pudo comprobar que el tambor que había en el techo estaba conectado a una manguera sujeta por unos alambres, y que por donde saldría el agua era lo que en algún tiempo habría sido una lata de pescado o de cualquier producto en conservas la cual estaba perforada con hoyos que le habrían hecho con clavos, y a pesar de lo rustico de aquella instalación la rubia mujer no dejaba de sentirse entretenida por todo lo que estaba viviendo junto a ese hombre.
--Ahora tu tranquilita mi reina que yo mismo te voy a bañar, jajaja, por lo que abrió la improvisada llave y junto agua en dos baldes que habían al interior de la casucha hasta llenarlos y los ubico en una esquina, para luego ubicar a Gabriela debajo del chorro de agua que caía desde el tarro con hoyos, ella se dejaba hacer ya que vio que el mecánico tomo un jabón que había en una improvisada repisa también de madera y empezando a hacer espuma con sus manos comenzó a enjabonar el suave cuerpo de la casada, la recorría por todas las zonas de su cuerpo y en donde ponía más énfasis en enjabonar eran en su vagina y en su culo, Gabriela no estaba ajena a esto.
--Ahhhh Don! yo creo que ya está bueno, deje de enjabonarme y ahora enjuágueme, le decía una divertida Gabriela,
--Espera un poco putita aún falta un poco más en las tetas, le decía ahora amasándole con ansias el par de melones de la mujer que por lo enjabonados que estaban, al viejo le costaba agarrárselos, ya que se le resbalaban una de la otra, producto de la espuma.
Gabriela ya sentía en distintas partes de su vientre y cintura la tibieza de la tranca de don Cipriano, quien al sentir y recorrer las curvas de su mujer ya se le había comenzado a parar el pico.
Don Cipriano tomo uno de los baldes llenos con agua y con mucho cuidado dejaba caer abundantes cantidades en el curvilíneo cuerpo de la mujer limpiándola y enjuagándola, hasta que termino. Estaba hecho don Cipriano acababa de bañar el mismo a Gaby, ella por su parte le propuso…
--Le gustaría que ahora yo lo bañe a Ud., le dijo muy sonriente y con su respiración un poco agitada por la morbosidad de aquel refrescante baño que se estaban dando…
--Claro que si mi reina, no faltaba más, pero que tal si empiezas por mi verga, mira como me la tienes, le dijo a la vez que se le repegaba a su cuerpo y se la clavaba a la altura de su cintura para que ella misma sintiera en el estado en que se encontraba…
--Ayyyyyy!! Don Cipriano Usted que esssss, le dijo a la vez que en forma instintiva se la agarro con sus dos manos para nuevamente comenzar a darle una lenta pero rica masturbación.
El viejo ni tonto ni perezoso, corto el paso del agua para luego tomar a Gabriela por las suavidades de sus caderas…
--Ayyyy mamitaaaa!! Como me calientassss!!
--Le gustaaaa? Le gustaaaa como lo calientoooo?, Gabriela ya se comenzaba a dejar llevar por la calentura a la cual la transportaba aquel viejo…
Muy lentamente la casada comenzó a agacharse hasta quedar en cuclillas masturbando fuertemente a don Cipriano, quien se agarraba de las vigas del techo de aquella rustica ducha de campo…
--Chupamelaaaa!!, lavármela con tu bocaaaaaa!!, le ordeno, y Gabriela como si hubiese estado esperando aquella orden casi se zampo en su totalidad la gruesa estaca que ya estaba lista para pasar a darle batalla…
Ahora se la comía con deleite, la chupaba con dedicación, ya no sentía ningún tipo de remordimientos por encontrarse en tales condiciones con don Cipriano, sentía en su boca y paladar los salados sabores de los líquidos pre seminales del hombre, pero ella quería más, se arrodillo en los húmedos y podridos palos y se apoyó con sus dos manos en el mismo suelo, le encantaba estar en esta posición y usando solamente su boca para realizar la felación, se dio a mover su cabeza con lengua y labios incluidos como una enajenada, recordaba muy bien que don Cipriano le había dicho: que era ella la única dueña de su verga y hasta se la había regalado!! Y para premiarlo se lo saco de la boca y lo empezó a lamer como si este fuese un helado, fue bajando y lamiendo por el tronco hasta llegar a los pesados testículos del hombre, para comenzar a lamérselos por todos sus contornos, tras algunos minutos y comprobar que se los tenia bien ensalivados, llevo una de sus manos a estos y se los levanto para meter su cabeza y poder pasar su lengua por debajo de ellos.
Don Cipriano estaba en el cielo, pero que buena puta era en la que se estaba convirtiendo Gabriela, la recordó del día en que la conoció y la veía asustada junto a su camioneta chocada con ese enorme trasero el cual parecía querer romper el diminuto pantalón de mezclilla con el que estaba cubierto aquel día, con esa tetas majestuosas e imponentes, completamente erguidas a pesar de su exagerado tamaño, o cuando estuvo bailando con él en el pie grande, y de pronto cayo en la realidad aquella tierna chica que en esto momentos tenía en sus recuerdos era la misma que en estos momentos le estaba comiendo las bolas y que había pasado una noche entera acostada con él, la tomo tiernamente por debajo de sus brazos para que ella se pusiera de pie, acomodo y dio vuelta el balde vacío para el ocuparlo de asiento, por su parte Gaby ya captaba a lo que se estaba preparando Don Cipriano, se la iba a volver a culiar ahí mismo en la ducha.
El viejo se sentó y tomo a la chica por su cintura, ella ya correspondiéndole en todo lo que se le pudiese ocurrir a su macho en las cuestiones amatorias, lo secundo y suavemente se fue ubicando por sobre la verga de su hombre, lentamente y con sus potentes piernas abiertas y ubicadas a un costado de las de don Cipriano, fue bajando sus curvas y se lo fue metiendo hasta ella misma dejársela bien clavada por completo, quedando sentada y perforada sobre el cuerpo del hombre, quien ya le pedía que fuera ella quien hiciera los movimientos copulatorios, pero el mecánico a pesar de los recientes y nostálgicos recuerdos no tenía tino para poder expresárselos a su mujer:
--Vamos Gabriela muévete tú misma sobre mi verga, no sabes cuánto te deseo, aún recuerdo la primera vez que me miraste con cara de putaaaa!!
Gaby se abrazó al obeso cuerpo de don Cipriano ya no le importaba nada, lo miro profunda y apasionadamente a los negros ojos de él y poso su frescos labios en la hedionda boca de su amante, ahora el beso ya no era bestial , era dulce e intenso, Gabriela estaba perdida nuevamente, con mucho cuidado comenzó a menear el culo para que su hombre la gozara a plenitud, el viejo la abrazo y no entendía la suavidad en que se movía la casada, esto duro solo unos minutos por que Gabriela tampoco era de palo, su ardiente naturaleza sexual no tardo en aflorar en su persona, los suaves movimientos lentamente se fueron transformando en salvajes jadeos copulatorios, estaba firmemente encajada a la verga del mecánico, se seguían besando, la velocidad de los movimientos de avance y retroceso que hacia Gabriela cada vez se iban haciendo más acelerados, la rubia quería decirle algo pero no podía, se sentía confundida, por lo que prefería seguir besándolo para no decir tal vez alguna estupidez.
Don Cipriano ni siquiera recordó esta vez lo que tanto le había preguntado la última ocasión en que había follado en la casa de Gabriela, si lo hubiese hecho a lo mejor quizás con que cosa se habría encontrado…
Ahora culiaban nuevamente como enajenados, como a ellos les gustaba, no habían palabras salidas, ni insultos solo se dedicaban a sentirse, a gozarse, aunque de vez en cuando se escuchaban una que otra de las fuertes y sonoras nalgadas que recibía en el culo la casada, ya que estas no podían faltar cuando este macho y hembra se dedicaban a procrearse.
Gabriela se movía a una velocidad casi desquiciante con su frente pegada a la del hombre mirándolo fijamente a sus ojos, don Cipriano sentía en sus misma narices las dulces exhalaciones que hacia la rubia, debido a lo fuerte en que movía su cuerpo frotándose con el de él, lentamente se fueron poniendo de pie sin despegarse uno del otro, el mecánico puso todo de su parte para seguir dándole guerra a la rubia amazona que tampoco daba muestras de querer parar con lo que estaban haciendo.
Don Cipriano ahora la apuntalaba con todas sus fuerzas, en algunas ocasiones la llegaba a levantar del piso una buena cantidad de centímetros, la zorra de Gabriela resistía estoicamente los feroces apuntalamientos que recibía en su bajo abdomen, no existía posición alguna que les incomodara a los amantes para poder darse placer mutuamente, por cada estocada que Gabriela recibía, ella le correspondía con exquisitos movimientos pélvicos dándole a entender de que ella era su hembra complaciente y entregada, los dos cuerpos se movían al unísono, ninguno daba muestras de cansancio, al contrario, a medida que pasaban los minutos ellos más fuertemente se movían, la follada de pie que se estaban dando era colosal, pero todo en esta vida tiene su fin, y don Cipriano ya estaba casi al borde de una abundante corrida, pero fue Gabriela la primera en sucumbir a los deleites del acto sexual, enarco su espaldas y tenso todos los músculos de su cuerpo, echó su cabeza para atrás y se abandonó a las feroces descargas eléctricas que la hacía sentir don Cipriano cada vez que la empalaba:
--Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!, fue lo que grito la casada acompañando sus gritos de placer con una serie de ondulaciones y contorsiones musculares a la altura de sus caderas, don Cipriano las sentía en sus propias manos ya que la tenía fuertemente agarrada de estas…
Una vez que la rubia ya estuvo un poco más calmada, don Cipriano anunciaba que llegaba su momento,
--Ahí te voy pendejaaaa!! Lo vas a recibirrrr!!
--Espere don Cipri…., dijo la casada a la vez que se desclavaba de su cuerpo, y en forma exasperada se dejaba caer a los pies de su macho, arrodillándose ante él, como al mismo tiempo despejaba toda su cara de sus rubios cabellos para tomar la verga y dirigirla a sus labios, --Démela en la boca Donnnn!!, le solicitaba…
--Sera un honor reinitaaaaa!! Ahhhhhhh!!,
Don Cipriano la tomo de sus manos entre lazando sus dedos con los de ella, y con la tranca encajada hasta la mitad de la cavidad oral de Gabriela, para luego tras dar un fuerte rugido de poderío viril, dejo salir una potente y cuantiosa cantidad se semen viscoso y caliente, que la rubia iba recibiendo en forma lascivamente complacida, las expulsiones eran copiosas y espesas, para la casada era su primera vez en la boca, pero igual se encargó que ninguna gota se perdiera y se saliera de donde tenía que depositarse, su boca!!
Una vez que sus cuerpos se quedaron quietos, Gaby muy lentamente empezó a sacar la verga de su boca, aun no sabía si escupirlo o tragárselo, pero a pesar del extraño sabor amargo y dulzón que notaba en su paladar, su mente ya le declaraba que le agradaba.
Don Cipriano la miraba con fascinación, que rica se veía la casada arrodillada a sus pies y mirándolo con su boca abierta y llena de semen, la dejo que hiciera ella lo que quisiera, pero Gaby esperaba la orden, y al ver que el viejo mecánico no le decía nada fue ella quien con la boca rebosante de espermios le pregunto a don Cipriano:
--Qiegueee gueee me lgalga glaaagueee?
El mecánico al ver aquella boca llena de su propio liquido espeso y blanco y al comprobar como este se movía alrededor de la lengua y como se filtraba entre los blancos dientes de la casada, solo afirmo positivamente con su cabeza…
Gabriela sin bajar su mirada y siempre mirándolo fijamente se lo fue tragando todo poco a poco, quería que el la viera como lo hacía y hasta cuando ya la le quedaba una pequeña cantidad y debido al fuerte aroma que este expelía se atoro y atraganto dejando salir esta no menor porción de semen, por ambas fosas nasales, y ella como buena hembra que era ahora, lo retiro de sus narices cuidadosamente con sus dedos y se lo volvió a echar a la boca para comerse hasta la última gota de este rico e improvisado desayuno que se acababa de mandar, Cipriano lo vio todo…
--Pero que has hecho putaaaaa!! Te has tragado todo mi semennnn!! Jajajjaaa!! Eres la mejor de las viejas que existen en este mundooo!!
--Le ha gustadooooo?, De verdad que soy la mejorrrrr? le consultaba Gabriela en forma traviesa y parándose para abrazarse al obeso cuerpo de su Don…
--Claro que me ha gustadoooo culona, no sabía que tanto te gustaba probar el semen, o si no te lo hubiese dado antes…
-- Es la primera vez que lo hago, pero no se acostumbre solo lo hice por la situación del momento y además que en poco tiempo ya no lo veré más…
--Si tienes razón pendeja, tienes razón!!, le dijo un poco confundido ya que la rubia lo volvía a la realidad,
--Creo que nos tendremos que volver a bañar Don, mire como quedamos…
--Ahhh, no te preocupes reinita mira lo que hare, diciendo esto don Cipriano agarro el otro balde con agua y apretándose al cuerpo de la casada lo empino sobre sus cabezas y dejo caer la gran cantidad de su contenido sobre sus cuerpos desnudos, --Vesss? Ya estamos bañados de nuevo jajaja, Gabriela estaba atacada de la risa por las ocurrencias de don Cipriano y este el ver de lo bien que lo estaba pasando su mujer la tomo y levanto en sus brazos, para salir corriendo con ella en dirección a la casa, la rubia reía como una quinceañera, hace mucho tiempo que no la pasaba tan bien.
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Eran casi las 11 de la mañana y el viejo auto de don Cipriano ya estaba llagando a las proximidades del edificio en donde vivía Gabriela, el viaje fue en silencio y con el mecánico sobando los suaves muslos de la mujer, ella solo posaba sus delicadas manos por sobre las de él, en algunas ocasiones en que ellos debían parar por algún semáforo, se besaban como solo lo hacía una pareja de recién enamorados, y una vez que estacionaron para despedirse, Gabriela miro en todas las direcciones posibles para luego despedirse con un pequeño pero sensual besito en la boca.
Antes de bajarse del auto el mecánico le dijo,
--Realmente eres preciosa muñeca, me hubiera gustado pasar el día contigo pero tengo asuntos que arreglar…
--Y cuando me volverá a llamar le pregunto la infiel casada…
--No lo sé, en realidad no quiero que tengas problemas con el maric…, perdón con tu marido…
--Estaré atenta a su llamada Don, así que no se preocupe…Adiós!!
--Adiós Gabriela, se despidió…
La casada ya había avanzado media cuadra, volteo su cabeza para ver si don Cipriano ya se había marchado y lo vio aun estacionado mirándola con sus manos y parte de su cara puesta en el volante, no supo cómo explicar su reacción y se decidió a devolverse hacia donde él estaba, el mecánico rápidamente bajo el vidrio del copiloto para ver que se le había olvidado a su Diosa, su cartera la llevaba puesta, se extrañó de esto, y una vez que la rubia llego a donde él estaba, grande fue su sorpresa cuando le dijo inclinada en la ventana…
--Don, esta noche estaré solita en casa, si quiere puede venir a cenar…
-- No mames mi reina…estas segura de lo que dices!!??…
--No se preocupe estoy muy segura de lo que digo…
--Y a qué horas quieres que venga culona…
--No lo sé, estaría bien como a las 6 de la tarde…
A don Cipriano se le dibujo otra de sus lujuriosas sonrisas en su cara, Gabriela por su parte solo le devolvió la sonrisa mirándole fijamente sus cariados dientes…
(Continuara)