LAS GEMELAS (TERCERA PARTE)

-que tibiecitas tienes tus tetas, Mireyita y tus pezones estas paraditos-decía el profesor toqueteando a la chica, que ya tenía los ojos cerrados, recargada en el cuerpo flaco del lujurioso maestro.


-me pregunto ¿cómo tendrás tu rajita? ya habrá reaccionado, ¿necesitara que mis huesudos dedos la estimulen más?-diciendo esto, el maestro comenzó a desabrochar el botón del short, para después bajar el pequeño cierre, y tocar con su mano las braguitas de la chamaca, que para estos momentos ni siquiera escuchaba, solo trataba de sentir los dedos del viejo en sus pezones y en su entrepierna.

-¡mmmmmmm! tal como esperaba, estas mojadita y caliente, que delicia-dijo, cuando la mano se apodero de la vagina de Mireya tocándola, en un ligero roce que enloqueció a la chica, no sabiendo que era peligroso dejarse hacer esas cosas.

-¡ahhhh! ¡ahhhh! ¡mmmm! Que…que esstooyy sin...sintiendo que es estoooo- gimió la joven como gatita, al sentir que jugaban con sus partes nobles, el viejo entonces, quito la mano de sus pechos, para el mismo bajar el cierre de su pantalón, para sacarse la verga, quería cogérsela ahí mismo.

-esto se llama calor de hembra chiquilla ¿dime que sientes entre tus nalguitas?-Benito, ya se la había sacado, tenía la verga en medio de los cachetes de Mireya.

-si...siento algo duro que se mueve, ¡mmmm qu..que..essss!-el viejo no lo podía creer, la chica estaba abandonada a las sensaciones carnales, que le estaba provocando sentir, las cuales por ser la primera vez que sentía, ella se entregaba sin pensar, solo quería saber qué era eso que tanto se movía, y la punteaba en medio de sus piernas.

-esta carne es lo que va dentro de tu cuerpo, la que va a ser que te sientas muy dichosa, lo que te va a convertir en mujer, desde este momento la vas a desear tanto, que querrás sentirla siempre llenándote la vagina-el profesor Benito le hablaba al oído, a la vez que le lamia atrás de la oreja, le daba sendos besos en el cuello, a la vez que bajaba por los hombros, para después volver a subir, tenía a Mireya en las nubes.

-¡tócalo! dame tu manita, ponla aquí-con su mano huesuda, condujo la fina manita, la chica la dejo guiar para sentir eso que tenia metido en sus piernas, pero algo paso, algo que salvaría a la chamaca de sentir una verga por primera vez.

-¡no no no! ¡Todavía no! ¡aaaarrrgghhh! ¡me… me vengooo aahhhhh!-el viejo, al sentir las largas uñitas recorrer el pene, no soporto mas y saco todo el semen atorado en su vieja verga, la calentura había sido mucha para un viejo, que tenia años sin hacer algo con una mujer, hasta él pensaba que tenia disfunción eréctil, porque tenía mucho tiempo sin una erección, como la que tenia con el cuerpo de Mireya, que sentía como se corría el viejo, la pasta blanca corría por todos sus muslos, recorriendo sus piernas y bajar hasta las rodillas, la corrida había sido grande, para alguien tan anciano como lo era aquel profesor.

El profesor Benito, se despego de la chica yéndose a sentar a su silla del escritorio, cayendo pesadamente con los ojos cerrados y bufando, por todo el esfuerzo generado, Mireya se quedo parada con la cara sonrojada y sudor en su frente, no entendía muy bien que había pasado, ella no hizo nada, solo disfruto los tocamientos de unas manos viejas y huesudas, que le habían provocado sentir un calor y unas sensaciones genialmente deliciosas.

-¡Uufff! bueno Mireyita, hiciste un buen trabajo, tenía tiempo que no me corría así gracias preciosa, es una lástima que uno se ponga viejo, si no te haría cosas más deliciosas que esto que hicimos, pero está bien, no te preocupes por tus calificaciones este mes, con esto tienes diez, ya veremos cómo te comportas para el siguiente-Mireya lo escuchaba y veía, como escondía su pene en el pantalón, el cual no pudo ver bien, por estar tan excitada, pero si escucho lo que el viejo maestro le decía.

-te puedes ir, ah y otra cosa no dejes de venir en falditas y shorcitos, tiene una piernas divinas, me gustan y tocarlas fue mejor-decía el viejo, que aun no lograba reponerse.

-gra...gracias profesor, yo….yo me retiro-la chica salió rápido, confundida, se preguntaba que había hecho, si era bueno o malo, ya que el viejo le había puesto diez sin siquiera comenzar ese mes, tenía razón Ingrid, se decía, si se pueden lograr cosas fáciles tan solo con dejar que los hombres hicieran ese tipo de cosas, pero porque se sentía mal con ello -¿será porque el profesor es viejo y feo? o porque ella disfruto, algo que no entendía, que era ¿que fue eso que sintió, ese calor acumulado, que todavía sentía en sus partes privadas? Fue rumbo al baño, a cada paso sentía como el semen resbalaba mas y mas, hasta llegar a sus tobilleras, llego al baño, tomo un poco de papel higiénico, limpio sus piernas y salió rápidamente, la escuela ya estaba vacía, en la entrada ya la esperaban sus dos hermanas e Ingrid en el carro.

Como siempre, Ingrid les pregunto cómo les había ido en la escuela, así fue todo el camino, llegaron a casa y ya cada quien en su habitación, estaban sumergidas en sus pensamientos, Natalia pensaba en el viejo Camilo, en donde estaría o que estaría haciendo, lo habrán corrido ya, todo eso pasaba por su cabeza de chiquilla inexperta, que no sabe que quiere ni a quien quiere, pero se sentía mal por no saber nada de él.

Por su parte Rebeca, pensaba en como apoderarse del diario de Natalia, quería saber  que había pasado, porque no asistió a la cita de amor que tenían Natalia y Patricio, ¿serán lesbianas como dicen en la escuela?, que habrá hecho toda la tarde?, pensaba y pensaba en algo que solo Natalia y Camilo sabían (eso creía Natalia, ya que Ingrid también lo sabia)la chiquilla pensaba, en como entrar a su habitación sin ser descubierta, para apoderarse del ansiado diario.

Mireya como era de esperarse, solo se debatía en que si había hecho bien, en dejarse tocar por ese profesor, y porque había sentido tan ricas, esas manos huesudas, se había bañado, ya que pensaba que olía algo mal, como a orines por estar un buen tiempo pegada al profesor Benito, y el tener ese característico olor, también sentía en su cuello el olor a saliva seca, o tal vez era la culpa, pero a la vez aunque ella era muy dedicada en sus estudios, se sentía bien por haber conseguido un diez en esa materia este mes,- y fue tan fácil- pensaba ella.

 –se lo iré a contar a Ingrid, a ver que me puede aconsejar-salió de su cuarto en dirección a la sala, no la encontró, la busco en la cocina, en el patio trasero y nada, entonces subió a su cuarto y toco la puerta.

-¡si adelante!-se escucho desde dentro, Mireya abrió.

-Ingrid, quería hablarle de una co….-lo primero que vio, fue a Ingrid frente al espejo de cuerpo entero que tenia, probándose lencería, Ingrid estaba casi desnuda, con un pequeño sujetador de media copa, una tanga cachetero color negro, un ligero y unas medias a la mitad del muslo, del mismo color, la chica se ruborizo al verla así, se tapo los ojos con sus manos, dando media vuelta para volver a salir.

-Yo..Yo lo..lo siento yo .. Escuche que podía pasar, perdón yo no quise…-la chica se disculpaba una y otra vez, había sido muy imprudente, pero ella había escuchado que podía pasar, que tonta se decía en sus adentros.

-cálmate, cálmate, Mireya está bien, yo te di permiso de entrar-Ingrid, se acerco tal como estaba, sin taparse siquiera con la bata, que también pertenecía a aquel conjunto que traía puesto, le bajo las manos, retirándoselas de la cara.

-¡jajaja! me dirás que nunca habías visto, a otra chica en interiores Mireyita-decía Ingrid, viendo a Mireya a los ojos, sosteniéndole sus manos para que no las volviera a subir.

-no, yo nunca había… lo siento de verdad, si quieres regreso mas al rato-la chica seguía apenada, aunque noto que a la señora, no le importo tanto, pero lo que Ingrid noto, fue que la chamaca, no separaba la vista de sus grandes tetas, Mireya no podía creer que las tuviera así de grandes, sus senos junto a las tetotas de Ingrid, se veían pequeños, a pesar de ser de un buen tamaño, los de Ingrid eran enormes creía ella.

-ya ven, cálmate, ven aquí-le dijo Ingrid, que tomo de la espalda a Mireya, dándole un abrazo como si de una madre se tratara, Mireya sentía las enormes tetas de su “madre”, chocar con las suyas, Ingrid tomándola de la cabeza, la bajo un poco, dirigiéndola hacia una de sus tetas, mientras le acariciaba la cabeza, como tratando de tranquilizarla, Mireya que también ya la abrazaba, solo sentía en parte de su rostro, la teta izquierda de su madrastra, los abrazos de ese tipo entre ellas, ya se estaban haciendo costumbre, cada que hablaban, para Mireya era como abrazar a su madre, pero lo que quería Ingrid, era que la jovencita se sintiera bien al lado, de otra mujer y así poderle sacar provecho, la chica de a poco se fue calmando, separándose del abrazo, Ingrid le dijo.

-de que querías hablarme, mi niña-Ingrid, se daba una idea de lo que se trataba, así que puso toda la atención necesaria.

-pues veras, yo te quería platicar sobre lo mismo, recuerdas lo que te conté del profesor….-y así le platico, todo lo que había pasado en esa última clase, con el flaco y aprovechado profesor, Ingrid escuchaba incrédula, lo que la chica le platicaba, pensando en que podía confiar en ella, la señora de verdad que no lo podía creer, estaba maravillada con todas las palabras, que salían del la boca de Mireya, quería echarse a reír como loca, que tontas y que putas eran las dos chicas, pero debía esperar y no reírse, debía de ir con cuidado, ya había dado el primer paso con Natalia, que había sido violada por el chofer, ahora también el segundo, había comprobado que Mireya también era toda una putita, y se calentaba igual o más rápido que su hermana gemela.

La chiquilla termino de contarle todo, las partes sucias se las platico un poco ruborizada, ya que ella nunca había tenido una plática así, Ingrid notando que Mireya ya había terminado dijo.

-por lo que veo traes loco a ese profesor,! He! primero te acosa y ahora disfruta contigo-la señora, le hablaba ya con un poco mas de confianza. 

- ahora lo que debes hacer, es tratar de que te ponga los dieces sin siquiera dejarte tocar, comprendes-decía la señora, una vez más maravillada, por lo rápido que era embaucar a la jovencita.

-¿Qué? Yo no sé hacer eso ¿no crees que eso es malo? Yo lo creo, además ese maestro es muy viejo y feo, yo no sé, si pueda volver a dejarme hacer algo por el-decía la joven Mireya, cada vez mas confundida.

- mira Mireya, esto que te voy a decir sirve para todos los hombres, no nada más a los viejos, les gustan cuerpos hermosos como el tuyo dime ¿no tienes otros maestros?-la chica solo afirmo con un movimiento de cabeza, no le gustaba lo que Ingrid le trataba de proponer.

-lo que ahora harás, claro si tu quieres, es coquetear con todos los hombres, con los que se te presente la oportunidad, veras que los beneficios de tener, a muchos chicos tras de ti, yo te lo aseguro vale la pena-le decía Ingrid, que a la vez pensaba que era algo arriesgado hablarle así, pero la chiquilla le despejo las dudas, con la respuesta que le hizo saber.

-¿y eso como lo hago?-a Ingrid se le abrieron los ojos como platos, al escuchar que la chica, quería probar hacer las cochinadas, que su madrastra le proponía, a lo que rápidamente le contesto.

-lo primero que debes hacer, es ya no vestirte como una niña, usa mas zapatillas, blusas mas escotadas, ya no uses pantaletas de chiquilla, usa tangas o cacheteros sexys, claro que no todo es la ropa, sino también la actitud-

-a ya veo, ¿a qué te refieres con actitud?-la jovencita, no sabía en las que se estaba metiendo, con aquella señora y falsa buena madrastra.

-pues si mira, camina más sensual, mueve un poco tu trasero, acércate mas a los tipos, tómalos de los hombros como queriendo abrazarlos, míralos a los ojos, que ellos piensen que tienen una oportunidad de estar contigo.

-¿no se? eso que dices es muy atrevido, yo no sé si podría hacerlo o si me llegara a salir bien, que tal si solo hago el ridículo-pregunto la chiquilla, un poco más interesada en esas cosas.

-créeme, que con ese cuerpo y esa carita que tienes, nadie se burlara de ti, por cierto, no estaría de más que te maquillaras con colores más fuertes, eso tonos claros, no resaltan tus labios, ni tus ojos-esto lo dijo levantando a Mireya, que todo el tiempo estuvo sentada en la cama con su nueva mama, llevándola al espejo, y poniendo el rostro angelical de la jovencita, para que se viera y comprobara lo que le decía.

-¿Tú crees?-pregunto Mireya, que como casi toda mujer, también era algo vanidosa, viéndose al espejo y comprobando lo que decía.

-claro que si mi niña, sigue mis consejos y serás una gran mujer….-en esos momentos, entraba Rebeca a su cuarto, sacándolas de la conversación.

-mama voy a salir a ver a mis amigos, regreso al rato-dijo ella, no pedía permiso, simplemente le avisaba a su mama que saldría, esa acción de nueva cuenta sorprendía a Mireya, que pensaba que no le daría permiso.

-sí, solo recuerda que debes regresar antes de que llegue tu papa, porque si no te ve en la casa se enojara- a Ingrid, no le importaba que hiciera su hija o con quien andaba, si su hija se quería salir era libre de hacerlo.

-oye Rebeca, ¿porque no te llevas a tu hermana Mireya contigo?-pregunto Ingrid, con su sonrisa malvada de siempre.

-hay mama como crees que ella, pueda convivir con mis amigos, ya sabes cómo son-esto lo dijo, dándole la espalda a su mama, pero al voltear a verla y ver esa sonrisa, ella ya sabía de que se trataba, una nueva treta contra la linda gemela, cambiando de opinión dijo.

-Está bien, si ella quiere ir por mí no hay problema-

-no, yo no quiero molestarte en tus actividades, además tengo mucha tarea, no te preocupes-Mireya de verdad no quería ir, no sabía cómo comportarse con chicos de barrio.

-ándale hija ve, Rebeca te cuidara, no es así rebe-Ingrid insistió.

-si hermana, anda ve a cambiarte y regresa, apúrate que se hace tarde-Rebeca la tomo de los hombros, llevándola rumbo a su cuarto, para que se cambiara para salir.

-está bien iré, solo espérame cinco minutos, enseguida regreso-Mireya cerró la puerta de su cuarto. Rebeca regreso al cuarto de su madre algo molesta, no la quería llevar, la pondría en ridículo con los vagos de sus amigos, para ella Mireya era una teta, una nerd, una tontita, que no sabía nada de la vida y era cierto, y era algo que las gemelas se esmeraban para demostrar.

-Bueno mama, cuál es tu plan en todo esto-pregunto Rebeca intrigada

-tú solo haz lo que haces con tus amigos, pero involucra a la chamaca, pero eso si no dejes que los tarados de tus amigos se la cojan, ya le tengo a un amante, solo quiero que le vuelvas más loca, más caliente y mas desinhibida, que vea lo que puede lograr con su cuerpo, quiero saber si se vuelve más puta !jajaja!-los planes de Ingrid eran de lo peor.

-recuerda llegar antes que tu padre, si no nos meteremos en problemas

-si mama, tu déjamelo a mí mis amigos son algo especiales, a pesar de que son jóvenes son muy cabrones con las chicas tontas jijiji-en esas estaban cuando llego Mireya, ya cambiada traía un vestido de estampado de flores suelto, desde los senos a la rodilla con unas sandalias.

-¡jajaja! así vas a ir no Mireya –dijo Rebeca, al verla que aunque la chica se veía bien, era demasiado sus amigos la iban a violar, si la veían así y ella lo sabia

-que me veo mal –

-esa no es ropa apropiada para ir adonde vamos, ven te diré como vestirte cuando salgas conmigo-la chica la regreso de nuevo a su cuarto, después de revisar lo que tenía en su closet y de cambiarla de ropa volvieron a salir.

-así quiero que cuando salgas conmigo, mas a menos te vistas así ¿entendido?-Mireya llevaba puesto un pantalón a la cadera pegado a su cuerpo todo deslavado,  un cinturón de esos negros anchos con tremenda hebilla plateada, ese pantalón hacia que se le viera un trasero respingón, con unas botas de cuero negras a media pantorrilla de suela gruesa, que eran de la misma Rebeca, arriba llevaba, una de sus típicas camisitas de tirantes que tanto le gustaba usar también negra, que tapaba con una chamarrita de mezclilla corta, que le llegaba más o menos a la altura del ombligo, con su cabello recogido con una coleta, Mireya parecía una chica de barrio.

-está bien si tu lo dices, además me gusta –respondió la chamaca y juntas salieron a vagar.

Mientras esto sucedía, Natalia en su cuarto trataba de hacer sus deberes escolares, pero no paraba de ir a la ventana, a ver si por casualidad llegaba Camilo, que aunque ella no lo supiera y lo negara lo extrañaba un poco, ella escucho que se cerró la puerta de la salida, rápidamente se asomo por enésima vez, viendo con extrañes, que sus dos hermanas salían platicando muy amenamente, se pregunto adonde iban, ya que esto era muy irregular por parte de Mireya, en eso estaba cuando sonó su celular.

-¿bueno quien habla?-ella no reconoció el numero, pensando que era equivocado contesto rápido.

-así me gusta, que mi vieja me conteste rápido ¡jejeje! –era Camilo, la chica sintió que se le aceleraba el corazón.

-co..  como esta se…señor Camilo- estaba nerviosa.

-ya te dije que no me hables como estúpida tarada, solo hablaba para decirte que mañana ya regreso a trabajar, ya que tu padre me dio unos días de descanso-Camilo se escuchaba algo ebrio, esto la chica no lo noto.

-en verdad Don Camilo, yo creí que ya lo habían corrido-Natalia se sonrojo, pues su platica sonó algo preocupada por el destino del viejo.

-¡cómo crees! si hasta tu padre me dio más paga por cogerte, también hablo para decirte que mañana no iras a la escuela, porque en cuanto tus hermanas entren, tú te vas a ir conmigo a mi casa.-

-pero señor yo no puedo faltar, apenas comienza el mes y no debo faltar a clases, además a que iría yo a su casa, si su esposa debe estar ahí-Mireya estaba muy nerviosa, pero también algo inquieta por lo que el viejo le decía.

-te digo que mañana no iras y punto, ya que voy a estrenar ese culito tuyo, para que ahora si seas mía completamente, mi mujer no puede estar más tiempo con el culo virgen-Camilo le decía leperadas, que asqueaban a la chica y la llenaban de miedo, porque ya se imaginaba, que era lo que le quería hacer el muy cabrón viejo.

-yo..  yo no voy a ir, a ningún lado con usted y por favor, le pido que no me diga majaderías, hasta luego-dijo la chica enojada, pensando en que se creía el viejo para hablarle así.

-¡ni se te ocurra colgarme chamaca! porque si lo haces, en estos momentos subo a internet, el video que te tome cogiendo conmigo, todos verán lo putita que eres ¡jajaja!  Haber que opina tu papito, cuando lo vea y también ese noviecito tuyo, ya me imagino la cara que pondrá, al ver a su novia toda abierta de patas, con la verija ensangrentada! Jajaja!-reía el viejo, que anuqué era verdad que tenía el video, también era cierto, que no sabía nada de computación, así que no podría hacer nada.

-qu….que dice, que me gra…grabo, como cuando yo no vi nada, no trate de engañarme-decía Natalia, incrédula a lo que escuchaba.

-mira, a mi me vale madres que lo creas o no,! pero de que lo tengo lo tengo! vieras como te vez de hermosa, el caso es que mañana cuando tus hermanas entren, tú te regresas yo te estaré esperando en la esquina, va a ser tu problema si no llegas, porque lo juro de que el video, llega a “red tube” llega preciosa, así que te espero-

-pero don Camilo, yo no quiero ser su mujer, por favor no me obligue de nuevo-Natalia, rogaba casi llorando por que en verdad, ya creía lo que el viejo le decía.

-yo no te voy a obligar a nada, si te portaras bien, no tendría porque amenazarte, además eres tú la que lo quiere, o me dirás que no sentiste rico, cuando sentiste mi verga dentro de ti chamaca-el viejo Camilo, cambio su tono de voz de fuerte a suave, como con cariño.

-Este yo…no yo sé-decía la chica, balbuceando como era su costumbre, cuando hablaba con ese hombre.

-solo dilo, dime qué quieres volverlo a hacer conmigo mamita, se que lo deseas, se que deseas meterte en mi cama, que yo te enseñe tantas cosas, que te harán la mujer más feliz del mundo, dime que iras mañana, para estar todo el tiempo encuerados en mi casita-el viejo, era bipolar o muy inteligente en estas cosas, ponía mas y mas inquieta a Natalia, que sentía que su corazón latía cada vez más rápido, de su panochita sentía como una ligera picazón, por las palabras del viejo, la  chica solo seguía balbuceando, al tiempo que se empezaba a sentir cada vez mas acalorada, ella que desde que empezó la conversación, se paseaba por el cuarto, ahora ya estaba recargada en la pared, junto a la puerta, no se atrevía a contestar.

-qué me dices, iras para que te toque con estas manos que tengo, recuerda como te hicieron ver las estrellas, como pedias que no parara, como te entregaste tanto, que al otro día te dejaste bañar, recuerda como me mamaste la verga, recuerda su sabor a macho, anda solo di que si, te prometo que mañana, será el mejor día de tu vida-todo esto lo decía masajeándose la verga, mientras del otro lado del teléfono, la jovencita ya tenía su pequeña mano, bajando rumbo a su entrepierna, llevada por los recuerdos calientes que tenia con Camilo.

-es…está bien don Camilo, yo iré a…adonde usted me lleve, pe.. pero no le di…diga a nadie, de ..de esto, me daría mucha vergüenza-la chica rendida, no se fijaba lo que de su boca salía, solo sentía la necesidad de decírselo a su ahora macho.

-¡eso así me gusta! mansita y sumisa, como debe ser y no haciéndose la difícil, ya verás mañana como te ira, bueno chiquita te dejo-el viejo colgó dejando a Natalia, con unas leves pulsaciones, en su vagina y una sensación de cosquillitas en el estomago.

Esto pasaba, mientras que Rebeca junto con Mireya, llegaban al lugar de reunión, de los amigos Mireya sintió miedo y un poco de pena, al ver que todos los jóvenes parecían maleantes, de esas personas sin oficio ni beneficio.

Los amigos de Rebeca eran cuatro, tres hombres y una chica, todos casi de la misma edad, que giraban entre los 17 y 20 años.

El primero que la vio fue un chico gordo y chaparro, llamado Ignacio, a él le apodaban el jamón, era de esos chamacos, que solo están fastidiando a los demás, poniendo sobrenombres, tenía un buen sentido del humor, siempre se reía de todo y de todos.

-¡miren, miren! con quien viene la Rebe-les dijo rápidamente, codeando a su otro amigo.

Este era Mario, apodado el manitas, ya que todo se le pegaba, ósea era bueno robando, aunque no lo hacía más que por necesidad, era un buen bailarín de cualquier ritmo, pero le gustaba más el reggaetón y la salsa, era un poco serio, pero a la hora de conocer chavas, era de los mas aventados para romper el hielo, delgado de esos flacos correosos, de tanto cargar bultos en los mercados

-¡no mames esta sabrosa! se me hace que es una de sus hermanastras-decía, mientras no despegaba la vista de Mireya, que se acercaba cada vez mas.

-ah ni que estuviera tan buena-dijo el tercero, a este le decían el goku, que no era más que el líder de todos ellos, ya que era un chavo muy fuerte, de brazos musculosos, eran su orgullo pues siempre los lucia con camisetas blancas sin mangas, también era muy temido por otros jóvenes, ya que él era el encargado de golpear, a los que se pasaran de la raya, con cualquiera de sus amigos, sobre todo con estos cuatro, ya que entre todos le mantenían el vicio y el a cambio los protegía, se llamaba Eduardo.

Y por último la chica, Sandra a ella le decían la ratona, ya que ayudaba a él manitas a robar, para tener para sus propios vicios y necesidades, esta chica era muy conocida por el barrio, la ratona era muy atractiva de cara, con unos ojos cafés claro y una cabellera corta casi al cuello, de color castaño claro, de piel apiñonada, de cuerpo como era de esperarse, por la mariguana, el alcohol y el cigarro, era delgado casi sin nalgas y sin senos, si alguien que no la conociera la viera, diría que era una chiquilla de trece o catorce, cuando en realidad tenia dieciocho, era la mejor amiga de Rebeca, aunque no se caía de buena como otras, si la consideraban la más hermosa del lugar, tenía cara de angelito.

Rebeca llego saludando a todos, con el típico saludo, chocando las palmas de las manos, para después chocar la misma mano, pero convertida en puño, saludo a todos y después se dirigió a ellos.

-miren esta es mi hermanastra Mireya, es un poco fresa, pero ya les caerá bien-dijo fingiendo interés en que ella se integrara, la chica solo los saludo de lejos con un tímido hola.

-que paso mamacita, aquí nos saludamos así-le dijo el jamón, que se acerco y le dio tremendo abrazo, que sorprendo a la muchacha sonrojándola.

-o así, como quieras –dijo el manitas, tomándola de la cintura para darle un beso en la mejilla, casi se lo dio en la boca, a lo cual la chica le dio tiempo, de ladear un poco la cara para esquivarlo.

La ratona y el goku, ni siquiera la saludaron, todos comenzaron a bromear y divertirse, pero nadie le hablaba, ella sentía la mirada de el goku, que no la dejaba de ver fijamente, poniéndola incomoda, Sandra ponía al día a Rebeca, ya que desde que se había ido del barrio y aunque vivía cerca de ahí, ya casi no los visitaba, los chavos por su parte, se pasaban una botella de cerveza, dándole tragos de uno por uno, mirando también a la chica nueva, pensando cuanta cochinada se les pasara por su cabeza, ya no tan pubertad, hasta que el goku dijo.

-¿haber chamacas quien va por la otra cerveza?-mirando a Mireya, que desde que llego no paraba de mirarla.

-que la ponga la chava, ella a de traer dinero-Sandra estaba siguiendo el juego del goku, que se había terminado la cerveza rápidamente, para ver que hacia la chica, sabía que Sandra le seguiría el juego, al igual que los demás, todos opinaron igual, casi obligando a que Mireya les pagara su vicio.

-está bien, cuánto cuesta y donde la compro-dijo la chica, todos estaban en una esquina, cerca de la casa del jamón, que era su punto de reunión favorito.

-Sandra, Rebeca, acompañen a la gemela por las cervezas, que urge-Mireya se percato que no iba a ser una cerveza, las que iba a tener que pagar, ya que el chamaco hablo en plural, lo malo es que traía poco dinero y no sabía si le haba a alcanzar, también se dio cuenta, que al menos sabían algo de ella, ya que la llamo gemela, eso le gusto le dio algo de confianza.

Llegaron a la tienda, compraron cuatro cervezas, a Mireya se le acabo el dinero, pero creyó que con esto sería suficiente, al llegar otra vez a la mencionada esquina, el goku tomo una cerveza y la abrió con su encendedor, algo que volvió a sorprender a la chica, el joven se le acerco y le dijo.

-tú la compraste, tu tomas primero-Mireya ya en alguna ocasión había tomado vino, pero no cerveza y menos directo de la botella, se quería negar, pero algo le decía, que esto definiría en caerles bien o mal, a los amigos de su hermana, así que sin pensarlo tomo la botella y le dio solo un traguito.

-ahora comparte, se empieza por la derecha-y así lo hizo, dándole la botella al jamón, que le dio tremendo trago, así hasta llegar nuevamente a ella, que después de ver que todos tomaron de la botella, le dio un poco de asco pero ni modo, no hay que desentonar, así fue con todas las cervezas, ella cada vez le daba tragos más grandes, se había acostumbrado muy rápido y también ya empezaba a divertirse con las bromas del jamón, que no paraba de hacerlas, mientras que el manitas ponía música desde su celular y comenzaba a bailar improvisadamente, dándole vueltas a Sandra, mientras los demás platicaban.

Mientras esto sucedía, en el casa de las gemelas, Natalia estaba sola en su cuarto, ya no le importo la tarea que debía hacer, total el viejo Camilo no la dejaría ir a tomar clases, pensaba y pensaba, en porque debía dejarse hacer las cosas que le había dicho por teléfono, creía que era imposible que su pene entrara por su ano, la iba a lastimar, le iba a doler mucho, nerviosa dese ahora se paseaba por su cuarto, como demonios le diría que no, como pudo haber creído y sentido estar enamorada de ese viejo asqueroso, que no sabía cuántas cosas le había hecho en las visitas nocturnas de las que le platico, después de que le robo su virginidad, Natalia se sentía sola hundida en sus pensamientos, en cómo había llegado a todo esto y en cómo podía salir sin contárselo a nadie, pensaba en que apenas unas noches atrás, se sentía feliz por tener su primera cita de amor, que se convirtió en una pesadilla, una pesadilla que recién empezaba y que tal vez duraría mucho tiempo.

Las cervezas se terminaron, pero los chicos querían mas, así que le dijeron a Mireya que comprara, la chica les dijo que  ya no tenía dinero, a lo que el manitas les comento que hicieran lo de siempre, con quien ya sabían y todos estuvieron de acuerdo.

-entonces vamos apúrense -decía el chico que ya sabía el plan

-¿y si se da cuenta?-preguntaba la ratona, algo preocupada.

-tú no te fijes, ahora no vas sola, la Mireya te va a ayudar ¿verdad que si?-pregunto el jamón mirando a la chica.

-yo no sé de qué hablan, pero si puedo ayudar está bien-Mireya, era la única que no sabía que iban a hacer, pero estaba dispuesta a todo, envalentonada por el alcohol ingerido.

-mira chava es fácil, tu y la ratona distraen al viejo, mientras nosotros hacemos lo nuestro, solo no lo dejen voltear,¿ verdad que no es tan difícil Rebeca?-decía el goku animándola mas

Llegaron a la tienda de don pablo, un viejo de 50 años chaparro y cachetón, este tipo era muy tranquilo, pero como todos los tipos de su edad, le gustaba ver a la chamacas e imaginarse que las estaba cogiendo, la ratona siempre que quería algo y no tenia con que pagar, iba con él, había rumores de que el viejo ya se la había cogido más de una vez, aunque solo eran rumores, Sandra antes de entrar a la tienda, le dijo que lo mirara muy traviesa, que se lo iba a presentar y que al viejo le gustaba que le coquetearan, y a eso iban para crear una distracción, en pocas palabras que actuara como ella.

-¿hola don pablo como esta hoy? –entro saludando al viejo.

-muy bien Sandrita, ¿ya vienes a pagarme lo que me debes?-dijo el viejo, que estaba agachado arreglando una de sus estanterías de productos enlatados.

-perdóneme pero me ha ido muy mal, solo vine a presentarle a una nueva amiga, mire se llama Mireya-el viejo se levanto con algo de esfuerzo, alzo la mirada y vio a la chiquilla mas deliciosa que había visto.

-¿pero qué cosita tan mas linda me traes por aquí? hasta me dan ganas de perdonarte la deuda-dijo el viejo lujurioso.

-hola señor mucho gusto –Mireya lo saludo expendiendo su mano, la cual el viejo llevo a su boca dándole un beso, a la chica le sorprendió esa acción.

-¿y a que se debe este honor Sandrita?-dijo don Pablo

-es que yo lo aprecio mucho don Pablin, ¿verdad Mireya que don pablo es todo un galán?-Sandra se acerco al viejo tomándolo del brazo izquierdo, volteándolo para que la chica lo viera y diera su impresión.

-s…si es u.. un señor mu.. muy atractivo-Mireya lo vio ese señor, no tenía nada de atractivo, más bien era muy gracioso el chaparrito, a la chica le llegaba al hombro, con una panza grande y unos brazos peludos, sus cachetotes y su papada parecía cerdito pensó ella.

-¡jajaja atractivo yo! ¡no chamaca eso no te lo cree nadie jajaja!-reía el viejo incrédulo.

-hay don, claro que es atractivo, si mire tiene a dos chiquillas a su lado jijiji-la ratona, seguía abrazándolo sin dejar que el viejo volteara, de pronto Mireya vio que atrás de ellos, el manitas entraba sigilosamente a la tienda, abría despacio en refrigerador y sacaba tres botellas grandes de cerveza, y se las daba al jamón, le estaban robando al viejo y este por estar de rabo verde, no se daba cuenta, la chica se puso muy nerviosa se quedo helada, jamás en su vida pensó participar en un robo. 

 Todo iba bien, hasta que al jamón se le ocurrió tomar también una bolsa de frituras, esta al hacer el crujido que las caracteriza, previno al tendero haciendo que tratara de voltear, Mireya al saber que no debía dejar  que el viejo volteara, lo tomo rápidamente del mentón, evitando así que lo hiciera.

-qué bonita tienda tiene señor pablo, está muy surtida casi tiene de todo-dijo la chiquilla, que no sabía cómo le salieron esas palabras, Sandra que lo tenia del brazo, se sorprendió de la acción de la chica, ella pensaba que era más tonta, el viejo al sentir la manita de la jovencita, se le olvido todo lo que escucho.

-si mis años en la fábrica de hilos, me dieron el dinero necesario chamaca, como vez cuando quieras te puedo fiar lo que sea, desde ahora tu tienes una cuenta mi reinita-decía Pablo, que no sabía que en estos momentos le estaban robando.

-bueno don Pablito, nos vemos, tengo que llevar a mi amiga a que conozca a mis amigos-Sandra mintió para poder irse de ahí.

-pero como ¿tan pronto? si acaban de llegar, pero miren les regalo una frituras, para que no se olviden de mi, estas van por mi cuenta Sandrita-el viejo las guio de las manos, las dos chiquillas caminaron una en cada al lado de él,  les dio justo la bolsa que el jamón se quiso llevar.

-gracias don pablo-dijo Mireya, que otra vez pensaba en lo que Ingrid le decía, comprobaba una vez mas que era verdad, que los hombres hacen todo tipo de cosas, con tan solo coquetearles un poco.

Cuando llegaron a la esquina, los otros chicos ya habían abierto la primera botella, Sandra llego y le reclamo al jamón por el ruido producido, le dio de manotazos en la panza y en la cabeza, como regañándolo por su tontería.

-mira pendejo, aquí están tus frituras-le dijo, aventándoselas en la panza, ella estaba muy enojada, casi los descubre por su culpa.

-ya espérate ratona, mejor dinos como se comporto la gemelita-dijo el goku, interrumpiendo a la chamaca.

-no me lo vas a creer, pero si no es por ella nos descubren, porque veras lo que hizo….-y así la chamaca les conto la hazaña de Mireya, a lo que los chamacos ponían atención, entre sorprendidos y felices, también algo tomados, por todas las cervezas ingeridas esa tarde, Rebeca no lo podía creer que puta era, ya que aunque la acción no fue muy avanzada, ella creía que Mireya no aria nada, esto lo debe saber mi mama se decía.

-¿entonces qué? la aceptamos en la pandilla- decía el manitas, emocionado de todas formas la iban a aceptar, para ver quién era el gallo en tener alguna oportunidad con la chamaca, y después de lo que había hecho por ellos, era obvio que estaría en la pandilla, todos estuvieron de acuerdo en que entraría, aunque ella no tenía la intención de ser su amiga, el ser aceptada le gusto mucho y simplemente fue por una coquetería, que cada vez veía, que le traería muchos beneficios.

-entonces necesita un apodo, que les parece si le ponemos la gatita, esta bueno ¿no?-dijo el jamón,  una vez mas todos estuvieron de acuerdo, en esas estaban cuando Rebeca vio que ya eran cuarto para las ocho,  pronto llegaría su papa así que apresurada le dijo a Mireya.

-no puede ser rápido Mireya corre, ya va a llegar papa –la chica, que para estos momentos ya estaba más ebria, se le bajo el estado alcoholizado.

-es verdad nos van a regañar-claro que esto le importaba poco a Rebeca, pero quería asustar a la chamaca, que aunque ya empezaba a tratar de hacer cosas, seguía siendo inocente.

-no hay problema, si se enoja su papa, que mándenlo a la chingada y ya, como yo hago con el mío-el goku decía, esto mientras tomaba mas cerveza, a Mireya le pareció muy rebelde, la manera en que se expreso de su progenitor y le gusto.

-Eduardo por favor, necesitamos llegar a la casa, mi papa me regañara ayúdame-le solicito Mireya, que ya estaba nerviosa por lo que podría pasar, el muchacho pensó un poco y les dijo a todos que lo siguieran, llegaron a la pared que dividía el residencial, que servía para evitar que cualquiera pasara, la pared era algo grande como de dos metros y justo atrás de esta, estaba la casa de las gemelas.

-miren brínquense por aquí, llegan más rápido-el goku lo decía como si fuera muy fácil, ya solo quedaban unos minutos, o tal vez ya hasta su padre había llegado.

-échame la mano-Rebeca le dijo al jamón sin pensarlo, pero Mireya no estaba muy segura de hacerlo, entre el jamón y el manitas, trataban de subirla pero esta al ser gordita no podía, el goku le dijo al manitas, que trepara para poder pasársela y así la subieron, Mireya quedo algo impresionada de que goku la subiera por sí solo, impulsándola del pie es fuerte pensó ella, ya estando arriba Rebeca salto para el otro lado.

-yo no puedo no sé cómo hacerlo ¿y si me caigo?-la chica pensaba que fue bueno cambiarse de ropa, ahora sabia a lo que se refería Rebeca, se preguntaba como sabia el goku en donde vivía, y es que ya varias veces, el había ayudado a Rebeca a subir y llegar por ahí a su casa.

-haber jamón, pásame a la gata rápido-el chico trepo como lo había hecho el manitas, para agarrar a la chica arriba, el jamón le dijo que apoyara su pie en sus mano y asiendo fuerza la subió, pero mañoso como era el chamaco, puso su mano en las nalguitas de Mireya, que no le importo, lo que quería era llegar al otro lado, ya arriba el chamaco se bajo, indicándole al manitas que seguía trepado en la pared, que se la pasara, este la tomo de las manos y la fue bajando poco apoco, hasta que el goku la tomo de las caderas atrayéndola hacia él, con la intención de bajarla.

-apúrate goku, no vayan a venir los de seguridad-dijo el manitas, que después dio un brinco al otro lado, al bajarla goku la volteo, para que ella pudiera bajar mejor, esto hizo que quedaran abrazados, a lo que la chica al verse en esa situación, se le subieron los colores al rostro, nunca había estado tan cerca de un chico.

-ya estás en tu casa gata-le dijo mirándola a los ojos, poniéndola más colorada, por el abrazo al que estaba sujetada.

-gra…gracias Eduardo te..te debo una-ellos estaban de frente, muy juntos y algo no los dejaba separarse.

 -eres muy hermosa gata, tienes unos ojos muy…-en esas estaban, cuando se escucho el silbato de los vigilantes, que venían a ver quien se brincaba, ya que en la oscuridad de la noche, no se distinguía muy bien de lejos.

-los vigilantes, vete Eduardo o te van a agarrar y te meterán a la cárcel-Mireya se soltó de los hombros del goku, estaba algo preocupada  por lo que le pudiera paras al chico.

-haber que vengan, los espero aquí a ver si pueden conmigo-el chico aunque se quería ir, quería demostrarle lo valiente que era a la chamaca.

-por favor vete, vete, después te veo otra vez, por favor-Mireya no quería que pasara algo en su casa y su padre, se diera cuenta que había llegado tarde y encima con aliento a cerveza, no quería un escándalo.

-no me voy hasta que te metas gata, ándale metete a tu casa-la chica salió corriendo, abrió la puerta y se metió, rápidamente se asomo por la ventana de la cocina, mirando como el goku les hacia una seña obscena a los vigilantes, para después brincarse rápido al otro lado, no sin antes mandarle un beso a Mireya trepado ya en la pared, para después dar un brinco para el otro lado, los vigilantes al ver que ya era imposible atrapar a alguien, se dieron media vuelta y se alejaron del lugar.

Para suerte de la chamaca, su padre don Ricardo no había llegado, así que sin más se fue directo a su cuarto, Rebeca que ya desde unos minutos estaba en su casa, se dispuso a contarle todo a su mama, la gran señora Ingrid, comprobaba que le dijera lo que dijera Mireya, le haría caso y le seguiría dando esos malos consejos, haber hasta donde podía llegar.

A la mañana siguiente, a la chica le dolía un poco la cabeza, por la cerveza ingerida, era miércoles día en que también regresaba Camilo de sus pequeñas vacaciones, Natalia que no dejo de pensar toda la noche, en lo que el viejo le había dicho, no sabía si hacerlo o no, sin pensarlo bajo para ir a la escuela, para encontrar a Mireya, con su típica falda de mezclilla y sus tenis esperando, ya en el auto al entrar vio que Camilo, en verdad había regresado, el camino a la escuela fue normal, ya que ninguna casi no hablaba con el chofer, Mireya y Rebeca pensaban que era mejor cuando su mama las llevaba, pero a Natalia le dio un poco de gusto ver al viejo.

Llegaron a la escuela, Rebeca se dirigió a la entrada del bachiller, ya que ella todavía no entraba a la universidad, Mireya y Natalia bajaron, la chica volteo a ver a Camilo y él le trono los dedos en señal de que se apurara, una vez dentro Mireya se despidió, ya que ellas tenían clases distintas, en la esquina Camilo esperaba como le dijo la noche anterior, el creía que la chica no llegaría, pero su asombro fue mayor cuando vio que Natalia, venia caminando rápido y volteando a todos lados, como si alguien la lograra ver.

-mi reina creí que no venias, ya me estaba encabronando-le dijo el viejo, abriendo la puerta delantera del auto, para que subiera la chamaca.

-se…señor don..don Camilo, yo solo vine para decirle que no quiero hacer nada con usted, de verdad no quiero-Natalia lo decía, triste sabia que el viejo no se detendría.

-mira, el problema es que yo te estrene, y como te estrene, ahora debo terminar el trabajo,  convertirte en mi mujer,  para eso debo romperte el culo que tienes! Jejeje!-Camilo conducía rumbo a su casa, sin siquiera voltear a ver a la jovencita, que no sabía cómo había llegado a esa situación.

-pe…pe..pero yo..yo no qui…ero ser su mujer, solo qui…ero que me …me deje en paz, por favor-la jovencita sintió, como la mano del viejo, se posaba en su muslo y lo empezaba a masajear.

-eso no está en tus manos y ya déjate de pendejadas, no te quejes chamaca, que pronto vas a disfrutar como la otra vez-el trayecto fue corto, el viejo estacionaba el auto en frente del edificio donde vivía, diciéndole a la chica que bajara, Natalia ya estaba al borde del llanto, no quería soportar al viejo otra vez, viéndolo bien era horrible, no sabía cómo podía haber sentido ese sentimiento de ternura hacia él, como pudo pensar y sentirse enamorada del viejo, al punto de querer ayudarlo para que se quedara a seguir siendo su chofer, para ella poder verlo estaba muy triste, al ver que nadie la podía ayudar.

 Subieron las escaleras, ella iba atrás no quería subir, estaba haciendo el trayecto muy largo, el viejo se dio cuenta de esto, y tomándola del brazo la paso adelante apresurándola, ella cabizbaja subía de a poco las escaleras, de pronto sintió que la mano del viejo le tocaba el trasero, la empujaba animándola a subir mas y mas, llegaron al departamento de Camilo, este abrió haciéndola pasar, ya adentro la chica pudo ver que el departamento aunque no tan cochino, si estaba todo tirado, con comida sobre la mesita de la sala y algunos trapos en los sillones y en el suelo, el viejo rompiendo el hielo le dijo.

-que te parece nuestro nidito de amor ¡jejeje! aquí te voy a traer cuando quiera pasarla bien, ¿qué dices?-el pudo ver que la chica estaba próxima al llanto, con sus manitas en el pecho y sus ojos vidriosos no soportaría esto.

-¿qué te pasa nena? no me hagas que te lo repita otra vez, eres mía y lo serás hasta que me arte de ti-se acerco a ella abrazándola, la chica ni se movió, en esa posición con sus manitas en el pecho, pudo sentir el abrazo de oso, que le dio el viejo Camilo, que le frotaba la espalda suavemente, con una mano mientras que con la otra le acariciaba el cabello y la nuca.

-snif snif….don Camilo por favor, déjeme ir, no quiero que usted….snif snif-la chica ya estaba en una lagrima, llorando por la situación, el viejo no dejaba de tratar de tranquilizarla, con su suave masaje.

-está bien nena hermosa, no te la meteré por el culo, pero si tendrás que darme tu rajita otra vez, así que ya no llores, dame un beso-dicho esto, el viejo le levanto la cara, la chica la volteo, pero el viejo Camilo la tomo con sus dos manos forzándola a entregarle su boca, la chica cerraba los labios muy fuerte, haciendo un gesto de repugnancia, Camilo la comenzó a besar por las mejillas haciendo un caminito de pequeños besos, que llegaron a su cuello, ella solo ladeo la cabeza sus lagrimas no paraban de salir, en un llanto silencioso.

-pór…por favor…ya no otra vez no-pero el viejo no se detenía, seguía besándola por todos lados de su rostro, sus manos bajaron a encontrar las nalgas, que al hacer contacto, las estrujo fuertemente por encima del pantalón de mezclilla blanco que traía ese día.

-mi princesa, ya tenía ganas de tomar este traserito paradito que te cargas, anda dime que te gusta-a la chica le dolió el agarrón de trasero, que el viejo le dio, quería empujarlo y escapar de ahí, pero no podía, recordaba que tenía un video de ella y no quería que lo subiera a la red, por los problemas que esto le ocasionaría.

-no por favor señor Camilo, ya basta suélteme, no me haga hacer esto-el viejo paso su mano por delante de ella, para desabrochar el pantalón, la jovencita al ver las intenciones del viejo, le tomo las manos queriendo que no lo lograra, pero su fuerza no era la suficiente como para impedirlo, asi que el viejo logro destrabar el botón y bajarle la cremallera, Natalia sintió que quería meter su mano en su rajita, y se empezó a mover y tomándolo de sus muñecas, no dejaba que Camilo metiera la mano, el viejo entonces, la volteo pegándola a la pared y apoyando su bulto en las nalguitas de ella, para después tomar sus manos, con una de las de él, apretándolas fuertemente para dejarla sin ninguna posibilidad de defender su cosita, después se dispuso a meter su mano, todo lo hacía con cierta paciencia, sabiendo que estaba en su casa y tenía toda la mañana para abusar de la joven, que con desesperación, sentía como la mano entraba poco a poco, tocando su pequeño calzoncito de encaje verde claro.

-¡no ya no quiero que me toque viejo cochino! ¡ya no ya no quítese de aquí! ¡no no aaahhhhh!-grito al verse en esa situación y sentir la mano ya dentro, tocándola de nuevo, el viejo solo seguía moviendo su mano dentro del pantalón, a la vez que se lo trataba de empujar, para que bajara, la chica se movía como un pez al que han sacado del agua, haciendo con esto que su pantalón bajara más de la cuenta, dejándola cada vez mas desprotegida, Camilo tocaba y trataba también, de hacer a un lado la pequeña prenda de encaje con sus dedos y lo estaba logrando.

-ya no te resistas mi amor, siento como tu vaginita está reaccionando, está empezando a lubricarse, déjate y veras que bien la pasamos toda la mañana-el viejo le decía susurrándole al oído, mientras metía su lengua en ellos, el pantalón de ella ya iba a media nalga, y sentía atrás de ella el bulto de Camilo entre su trasero.

-¡aaahhhh!…..no esto no ¡aaahhhh!… me puede pasar de nuevo yo no ¡aaaahhhh!….me entregare a usted esta vez-con una voz suave, afirmaba Natalia que podía hacer lo que él quisiera, pero ella no accedería, si la violaba era distinto, a que ella se entregara como lo había hecho la primera vez.

-eso dices ahora, pero apuesto a que ya no te guantas a compartir mi cama, solo un poco mas y tú me lo pedirás, ya lo veras-el viejo Camilo, seguía y seguía cada vez más fuerte y más profundo, metía sus dedos en la cavidad de la pobre Natalia, que se seguía moviendo sin parar, el clítoris recibía un masaje de su dedo gordo, llevando a su dueña a sentirse más caliente, pero aun resistía, ella no quería admitirlo, pero lo que el viejo le hacia se sentía muy bien, entrecerró los ojos tratando de no sentir ese calor, que se empezaba a acumular en su cuerpo, pero al cerrarlos, solo imagino las manos calludas de Camilo, hurgando su intimidad, esto solo apresuro y acrecentó, las sensaciones que sentía la pobre chiquilla, que ya no hacia fuerza con sus manos tratando de zafarse, Camilo se percato de esto y la soltó, ella no hizo nada por detener la mano juguetona que tenia entre las piernas, entonces el viejo subió, metió su mano en las tetas y las empezó a masajear, por encima del sostén que hacia juego con su pataleta, el pantalón ya lo tenía en las rodillas, ella no sintió que por el forcejeo este bajo quedando ahí, el viejo la punteaba con su verga, todavía dentro del su pantalón.

Todo esto la tenían ya fuera de control, sentía como los dedos entraban y salían de su panochita, ya totalmente empapada, por el manoseo también sus pezones estaban parados, mientras detrás de ella sentía algo que quería entrar, entonces todo termino, toda su resistencia se vino abajo,  colocando sus dos brazos en la pared, paro lo mas que pudo y empujo su trasero hacia atrás, formando un pequeño arco en su espalda, restregándolo en esa verga que sentía y tenia atrás, entregándose así  al viejo.

-¡aaaahhhhh!….!aaaaahhhhh! ¡No lo resisto más!-fueron las palabras que dijo, al hacer tal acción.

-mmmmggghhhh…. es delicioso verdad chiquita, te lo dije sabia que serias mía, ya verá tu culo como le va a ir, te lo voy a abrir buen grande mi amor-decía el viejo, que ya se restregaba como loco o tal vez era ella la que lo hacía.

-¡oooohhhh!….!aaaahhhh!…!mmmm!-la chica ya estaba fuera de control, entregada a las sensaciones de su cuerpo, no entendía todo muy bien, pero si lo sentía, bajaba y subía su trasero sin parar restregándolo en el pantalón del viejo, que dejo de tocar sus tetas, para desabrochar su pantalón, que por el pesado cinturón, hizo que callera al piso, ahora solo el calzón de él y la pequeña prenda intima de ella, impedían el inminente apareamiento, el viejo termino de sacarse el pantalón como pudo, mientras seguía metiéndole los dedos a la chiquilla, que estaba próxima al orgasmo, después puso su pie encima del pantalón de ella y con un movimiento lo bajo mas, la chiquilla que traía tenis intento sacárselo pero no pudo.

-dame un besito mi hermosa, dame tu boca-a la chica no se lo dijeron dos veces, pasando sus manos por atrás de los hombros de Camilo, busco su boca, que al encontrarse se convirtió en una pequeña pelea de lenguas, que se trenzaban dentro de sus bocas, el viejo inundaba de babas la boquita de Natalia, que para esto momentos movía su entrepierna en los dedos del viejo, que ya no movía, era ella la que le cogía con su vagina los dedos del afortunado chofer, buscando el orgasmo tan deseado.

-¡aaaahhhh!…!aaaahhh!…!si si si es divino! ¡Más mas no me los saque nunca! -grito Natalia, que sintió una corriente eléctrica que le sacudía todo su cuerpo, desde su puchita asta en cuero cabelludo, con su mano, tomo la de el dejando dentro los dedos, impidiendo que Camilo los sacara, ella se retorcía su frente y su cuerpo sudaban de una manera sin igual, al sentir el placer de la masturbación que el viejo le ofrecía, Camilo había logrado doblegar otra vez a la chiquilla.

 La chica, un poco más calmada y ya que se le pasaba la sensación del orgasmo, aflojo la mano y Camilo pudo sacar la suya, que salió totalmente empapada, la giro para quedar de frente a ella y se dieron otro beso, la chica ya lo abrazaba del cuello sin importarle nada, así como estaban el viejo empezó a caminar, ella dando pequeños pasos porque el pantalón lo tenía atorado en los tobillos lo secundo, sin nada de resistencia se dejaba llevar rumbo a la alcoba del viejo, todo el camino de la sala al cuarto se besaron, el tomándola de las nalgas y ella bien prensada de su cuello, al llegar Camilo la separo de el aventándola a la cama, la chica callo en ella, se dio cuenta que solo había una sabana algo mugrosa y unas almohadas, de inmediato sintió que el viejo le zafaba a la fuerza su tenis con todo y tobilleras, para después jalar el pantalón dejándola desnuda, Natalia sintió unas cosquillas en las plantas de sus pies ya desnudos, el viejo se los estaba chupando y devorando con la boca, en unos segundos todas sus plantas de los pies, quedaron ensalivadas, para después dedito por dedito metérselos en la boca, el viejo comenzó a subir besando todas sus piernas, se pasaba de una en una probando en su totalidad a la chamaca, que sentía agradable todo lo que le hacían, Camilo paro un poco cuando llego a la rajita, para bajar el calzoncito y arrebatárselo a su dueña.

-quítate la playerita y el sostén mamita, encuérate porque viene lo bueno ¡jejeje!-Natalia como autómata, se tomo la playera de abajo y subió hasta retirarla de su cuerpo, destrabo el sostén que era de los que se amarran de enfrente y dejo libres sus tetas, sus pezones ya los tenia duros y parados y el sudor en su frente, hacia que se le pegaran los cabellos, se veía muy sensual la chiquilla en la cama de un viejo, que estaba listo para tomarla una vez mas

-mmmm..!oohhh di…dios mío!-fue lo que dijo antes de taparse la boca con sus manos, el viejo le había metido la lengua, lo más profundo que pudo para comenzar a lamer como desesperado, haciendo que la chica, jadeara como perrita a la que sacan a pasear y quiere soltarse de la cadena, retorciéndose en el camastro inmundo donde estaba acostada, Camilo seguía metiendo lo mas que podía su lengua, mientras con sus manos alcanzaba los pezones de la chamaca, para darles nos ligeros pellizcos, que a Natalia le agradaron, se mordía la mano para no gritar tan fuerte, el placer lo sentía infinito y ella no quería que se detuviera, arqueaba la espalda y apoyaba su cabeza en el colchón, la cara la tenia roja, un nuevo orgasmo se aproximaba.

-¡ahhhha!…!aaahhhh!….!si..si..si…mas ..mas!…!chúpame más!! Mmmmmgghhh!-Natalia sintió su segundo orgasmo de la mañana, en tan poco tiempo la chica experimentaba algo más fuerte que lo que había pasado antes, estaba descubriendo el lado bueno del sexo, ya que su primera vez no fue tan placentera, ella que tenía los ojos en blanco, nunca imagino que se podía sentirse tan bien tan deseada y tan mujer, recién lo estaba descubriendo con este viejo, que alguna vez la tomo sin su permiso, Camilo ya satisfecho por hacer correr a la chica dos veces en tan corto tiempo, se levanto, se quito la camisa, quedando así desnudo y trepo por el cuerpo de la chiquilla, que seguía convulsionándose, este al llegar arriba, le planto un beso que la jovencita recibió gustosa, abrazándolo por el cuello, abajo Natalia estaba  totalmente abierta de patas, su vagina que brillaba por las lengüeteadas y por los jugos vaginales expulsados, sentía como el grueso mástil de Camilo, se restregaba en la entrada de esta pidiendo entrar.

-mi vida ¿puedo entrar en ti?, chiquita hermosa-Camilo una vez más le hablaba muy tranquilo, pidiéndole el permiso necesario, ya que sabría que la chica no se negaría, la respuesta que tubo hacia esa pregunta, fue sentir la manita blanca de uñas color de rosa, bajar para tomar la verga morena y ella misma situarla en la entrada del conducto vaginal, para después poco a poco empezar a comérsela con cierto dolor, ya que su vagina aunque lubricada solo había recibido un invasor en su vida, el viejo al sentir como ella era la que hacia todo lo posible por ser ensartada, le ayudo y abrazándola de la cintura, dio una fuerte estocada incrustando casi todo el pene, besándole los senos, la chica al sentir la acción solo pudo atraerlo más a ella, tomándolo de la nuca para que no despegara la boca de sus senos.

-¡aaahhh!…!aaahh! Camilo ¡aaahhh! ¡Me duele me duele! despacio por favor no tan duro-entre jadeos la chica le decía como quería se penetrada,  Camilo le daba verga como ella lo pedía despacio, sintiendo las paredes vaginales abrirse para volver a cerrarse casi al instante.

-¡Natalia mmmmm!…que rico me lo aprietas! Aaarrrggg!….eres lo mejor que he probado ¡aahhh!…quiero que te pongas en cuatro patas ¡aaahhhh!…quiero darte así, así me gusta mmm-el viejo se la saco para darle vuelta, ella se puso como él le había dicho y al instante, volvió a sentir como el viejo quería entrar de nuevo, así lo hizo metiéndolo todo de un golpe, la chamaca ya no sintió dolor, sintió un placer muy grande al ser penetrada en esa posición, la cama rechinaba a cada movimiento de cuerpos, todo era placer de ambas partes, la chiquilla sentía que le llegaba un nuevo orgasmo.

Camilo entonces, se escupió los dedos de la mano y poco a poco, los empezó a empujar, haciendo presión en el orificio anal de la jovencita, que al sentir esa acción, sintió un dolor tremendo, ya que su ano nunca había sentido nada igual.

-¡no aahhhh!…!espere aaahhh!…!no por ahí no! mmmm-Natalia trato de detenerlo, pero el viejo la tenia bien sujeta, a lo que el dedo pequeño ya entraba, tratando de darle un ligero masaje, que no era nada placentero para ella.

-si solo fue el más chico mi reina, espera a que entren los demás-le dijo sin parar de darle por la rajita, moviéndola ahora más rápido, pero el todavía no se quería venir, ya que si lo hacía no estaba seguro si se repondría nueva mente, bajando la intensidad de las arremetidas, intentaba meter otro dedo, pero la cavidad anal no cedía, entonces escupió en las nalgas, la saliva fue a dar un poco más arriba, pero con el movimiento de cuerpos bajo, situándose justo en el orificio de la pobre Natalia, que ya sentía como el segundo dedo peleaba por entrar, el dolor no se hizo esperar cuando el dedo logro entrar, moviéndose adentro el viejo los metía y los sacaba del estifer anal, haciendo que ella se retorciera por la acción sentida.

-¡haaay…haayyy…que..que..me es…está haciendo! ¡no duele… duele ya don Camilo…déjeme!-pero él seguía sin escucharla, estaba empeñado en que la debía encular ahora y ahí mismo, tenía la oportunidad y no la desperdiciaría, tres dedos ya estaban dentro y habían logrado dilatar el ano, que estaba listo para recibir la verga del macho, Camilo ya no se movía se había quedado quieto con la verga dentro de la chamaca, solo movía los dedos para abrir su agujero posterior.

-ahora si mi amorcito, ya estas lista ¡uuuuffff! como me costó dilatar tu agujero, estaba muy cerrado pero ya te la voy a meter por ahí, así que agárrate las nalgas y ábrelas para mi chiquita, que hoy por fin serás toda mía-la chica con la cara pegada al colchón y su trasero bien pardo, sentía como el viejo sacaba sus dedos de su interior, le dolía mucho su ano por la incursión de los dedos, no hizo caso a nada solo se quedo ahí esperando a que el viejo desistiera, pero gran sorpresa fue, cuando el viejo coloco la cabeza de su verga en la entrada de su ano, queriendo entrar hacia fuerza presionando el agujero, ella trato de quitarse, pero el viejo la acomodo y poniendo una mano en su espalda, la inmovilizo totalmente.

-¡Haaayyy….haaayyy!…!ya duele duele mucho!…!hhaaayyy!-grito la joven, cuando sintió que la cabeza entro, quedando atorada en el pequeño conducto anal enrojecido.

-que rico! Aaarrhhh!..tienes un culito muy rico…no me deja entrar, pero ya verás-Camilo sostenía su verga, que poco a poco entraba, aunque con mucho esfuerzo, el viejo sudaba como corredor de maratón, gotas de sudor caían de su frente a la suave espalda de Natalia, que se retorcía buscando alivio el cual no llegaba, de hecho cada vez sentía más dolor, mas picazón, le verga ganaba centímetros, iba avanzando lento pero seguro, ya tenía la mitad de la verga dentro, cuando sintió que el desesperado de Camilo, empujo con todo, para alojarle de una buena vez toda la verga hasta que los testículos chocaron con su vagina, haciendo que la chica gritara, como loca retorciéndose debajo del viejo.

-¡aarrrhhh!….!aahhhh!…!mmmggghhhh!…-ya está adentro chiquita cálmate, mira que me costó encularte, hasta a mi me dolió-le decía el viejo bien acoplado atrás de ella, por fin la había enculado, por fin seria su hembra, según el que así pensaba su tonta cabeza, Camilo no se movió por un rato, la chica quedo muda de dolor, solo se veían lagrimas de autentico dolor, saliendo de sus azulados ojos, las punzadas en su culo eran horribles, al viejo se le ocurrió que para calmarla debía darle de nalgadas, así el dolor se acumularía en otra parte.

Y así lo hizo, levanto su brazo lo mas que pudo y haciendo fuerza ¡splash! se escucho el primer azote de nalgas, para después venir una serie de 6 o 7, las nalgas de la chica sonaba duro y adquirieron un color rojizo, que mesclado con la piel blanca le dieron un toque muy sexy, e incitaron al viejo a darle más, fueron un total de 15 nalgadas, que cumplieron su cometido, la chica ya sentía el dolor de nalgas más fuerte que la enculada, así que el viejo se comenzó a mover lento, para después tomar fuerza poco a poco, ella seguía llorando y lagrimeando.

Las fuertes arremetidas, hacían que la chica no diera mas, era muy joven e inexperta para eso, casi desmayada podía sentir al viejo moviéndose detrás de ella, tomado de su blanco trasero, diciéndole leperadas que ella por el dolor no entendía.

-¡haaayy..hayyy..hayyy..! ¡don Camilo ya no siento horrible! ¡no se mueva yaaa sáquelo!… ¡sáquelo por favor!-

Así está bien, espera un momento y tu sola te vas a mover con mi verga dentro –Camilo seguía suda que suda, el pene ya se movía dentro con un poco mejor, el miro un poco a Natalia percatándose que ella ya no lloraba, solo estaba tratando de moverse, de atrás para adelante recibiendo verga, ya le comenzaba a gustar tal y como lo había dicho el viejo, entonces se le ocurrió otra idea para que la chica, alcanzara el disfrute total y metiendo su mano por un lado de su cuerpo, busco la rajita de Natalia acariciándola, con el fin de calentarla y sintiera placer.

La mano entonces llego a su destino, se incrusto en la cavidad delantera de la joven, que al sentir los dedos moverse, al instante sintió una corriente eléctrica en todo el cuerpo, los dedos en su vagina y la verga moviéndose dentro de su culo, habían hecho que casi al instante perdiera la razón.

–¡aaahhhh…qu..que..que rico….! ¡aahhh…mas…mas..por favor más! ¡quiero más!-grito la chica que se sostenía solo con la cabeza enterrada en el colchón, mientras el viejo atrás le daba verga, entraba y salía ya de su ano sin ningún esfuerzo, su mano que estaba en la raja, ya estaba completamente empapada de fluidos, entraban y salían mientras el dedo gordo, le daba un masaje extra a su hinchado clítoris, la chica no daba para más su mirada estaba en blanco, babas caían de su boca y ya habían hecho un charco en las sabanas, gemidos y gritos de placer, el rechinar de cama y el plof plof de los cuerpos unidos, eran lo que se escuchaba.

-que rico culo tienes y es mío ahora, quieres mas pues páralo bien putita, páralo para tu macho princesita puta-Camilo entraba y salía con fuerza, la chamaca ya solamente pensaba sin control, que era delicioso, lo que le estaba haciendo el hombre que tenia detrás de ella, y ella por su parte también se movía de atrás para adelante, recibiendo esa barra de carne en sus nalgas, de pronto lo tan esperado llego y retorciéndose toda, sintió el tercer orgasmo de la mañana.

-¡aaahhhh!..mmmmm…!aaahhh!…!rico es riquísimo! ¡ooohhh di…dios…aaahhhh!-grito cuando lo sentido por todo eso que tenia dentro de su cola, el viejo se seguía moviendo sin cesar, ya era hora de vaciarse y así fue, cuando dejo dentro la verga en una última arremetida, para vaciarse en el ano de Natalia, que sintió las descargas de leche liberadas por su amante.

-¡aaarrhhhh! toma todo esto perrita, es para ti-el viejo también se convulsiono, agarrando de la cintura a la chica atrayéndola hacia ella, los cuerpos sudoroso cayeron al colchón desclavándose del ano adolorido, el viejo lo había logrado ahora Natalia era totalmente suya.

Mientras esto sucedía en la escuela, Mireya no dejaba de pensar en las cosas tan graciosas que decía el jamón, en como bailaban el manitas y la ratona, y en el muchacho apodado goku –pero si ni es tan guapo, es moreno y algo mugroso y descortés pero que brazos y pectorales tan duros tiene-pensaba mientras miraba el pizarrón cruzada de piernas, sentada en su lugar –pero la manera en que me sujeto, me sentí tan bien, pero que me pasa porque me siento así-una sonrisa picara se le dibujo en el rostro, pensando en ese joven que la había conocido la noche anterior.

En la colonia que estaba junto al residencial, se suscitaba que Sandra la chica apodada la ratona, entraba a la tienda de don pablo, con la intención de pedir fiado que le prestara unos productos, para poder comer ya que desde la noche anterior, solo había comido las frituras que le mismo don pablo le había dado.

-¿hola don Pablin como esta hoy?-dijo la chamaca, el viejo ya sabía a lo que iba y enojado le contesto tomándola del cuello.

-nada de don pablin pinche Sandrita, crees que soy tu pendejo, ya me di cuenta que tú y tu amiguita me distrajeron ayer, para que tus chingados amigos me robaran las cervezas, pero ahora vas a ver cómo me cobro cabróncita-la chica miraba al viejo con un poco de espanto, al sentir como la empujaba hacia la bodega de la tienda, para después tomar las cortinas de acero y bajarlas cerrándolas con candado y quedar a solas con ella.

-don..don pablo yo no sé de qué habla, déjeme salir-el miedo surgió en la chica, ya que aunque vivida no era de esas que se dejaba coger por cualquiera, ya que eso pensaba que quería el viejo y no estaba lejos de la verdad, Pablo avanzaba forcejeando con ella, tomándola de las manos, hacia lo más oscuro de la bodega, la chica lo quería empujar, pero el viejo mas fuerte solo imprimía un poco de fuerza, para arrastrar a la joven ratona, llegaron al fondo donde había una mesa de madera, que a la chamaca le quedaba por la cintura, el viejo entre manoteos la volteo, quedando ella de espaldas, tratándola de inclinar, le metía la mano en las nalgas apretándoselas y con la otra hacia fuerza en su espalda para inclinarla, la chica ya estaba totalmente asustada, no quería que la violaran en ese lugar.

-Cabrona chamaca, pensabas que no me había dado cuenta, que cada que vienes con tu carita de pendeja a saludarme, atrás se están llevando la mercancía, yo no te quería hacer nada pero ya me tienes hasta la madre, con tus mamadas de coqueteo y ahora si te la voy a meter, para que entiendas que robar es malo-le decía el viejo tratando de destrabar el botón del pantalón, la chica desesperada lo negaba, pero ya era inevitable, el viejo la tenia bien sometida e iba a cumplir su fantasía de meterle la verga a la jovencita.

Mientras esto sucedía, en otro lugar de la colonia, Natalia salía de bañarse, con el viejo atrás abrazándola de la cintura como dos enamorados, ella no sabía porque sonreía de la manera como lo hacía.

-ya ves, como la pasamos bien mi amor y tú que no querías, pero ahora si siempre que te lo pida, vas a querer  ¿verdad?-preguntaba, muy cerca del oído a una sonriente y feliz chiquilla, a la cual le punzaba fuertemente el ano por la cogida recibida.

-no lo sé don Camilo, usted es muy viejo y yo no quiero nada con usted, pero si se siente muy rico lo que me hace, es solo que no quiero ser su novia-la chiquilla se sonrojaba al hablar y sincerarse con el chofer de la casa, con el cual se había enredado por el destino, los dos caminaban muy juntitos rumbo al cuarto, ya casi era hora de salir de la escuela y a los dos los esperaban ahí.

Mireya se levantaba he iba a su última clase, la clase del profesor Benito, pero pensó que ya que el viejo la había pasado todo el mes con diez, no era importante entrar, así que se decidió a dar una vuelta por el campus, haber que hacían los desobligados que nunca entraban, ella nunca había faltado a una clase, pero algo le decía que ya no era tan importante todo eso de esforzarse.

Caminando por ahí, se encontró con unos chicos, que estaban esperando a que se desocuparan las canchas de basquetbol, para agárralas de improvisada cancha de futbol, pero los tipos que estaban jugando no tenían intención de quitarse, ella que quería pasar llegaron a su mente las palabras que le dijo Ingrid –¿será verdad lo que dice y si lo pongo a prueba?¿ qué puede pasar?¿ si me hacen algo solo le diré a Eduardo y que les de su merecido? jijiji- así que sin más, se acomodo la falda y caminando lo más sensual que pudo, paso por en medio de todos, moviendo sus caderas de un lado a otro sin exagerar, solo era un movimiento leve, pero los chicos lo vieron, camino despacio quería ver las cara que hacían al verla pasar, pensaba que lo más seguro es que aria el ridículo, pero al dar la vuelta a la esquina y asomarse una última vez, pudo notar como algunos la habían seguido hasta casi donde dio la vuelta, mientras otros se agarraban la verga, masajeándosela por encima de su ropa.

-es verdad lo que dice, no puedo creerlo Mireya, realmente lo hiciste y te salió bien, los dejaste pensando en ti, si funciona-se decía ya sentada a la sombra de un árbol, pero no los había dejado pensando en ella, los había dejado calientes y eso era algo que no sabía, pero con esto comprobaba que Ingrid tenía razón en todo, ahora era solo cuestión de practicar el pasito y listo, pero también pensaba, en no abusar y que le podría pasar algo o pensarían mal de ella.

Lo que no sabía, es que a la lejos el profesor de educación física, el maestro Guillermo de 45 años de edad, moreno, alto como de 1.85 de estatura, con una cara de pocos amigos que parecía que siempre estaba enojado, unos ojos penetrantes y un bigote gracioso, con un cuerpo fuerte gracias a que era también era instructor de gimnasio, a lo lejos había visto la acción de la chiquilla, como movió las caderas de una manera que solo las hembras calientes lo hacen, al viejo se le paró la verga, tan solo por ver esa maravillosa acción, se le había olvidado que en esos momentos, estaba en prácticas con las porristas, él era el encargado de todo lo referente al equipo de básquet bol, desde cuidar la cancha y los balones, hasta poner y dirigir las rutinas de las porristas, claro que el ya se había aprovechado de unas cinco o seis chicas, que querían entrar al equipo, al cual entraban gracias a que el viejo les pedía favores sexuales, él como los otros viejos mencionados, también era un pervertido.

-cabrona chamaca, si tan solo quisieras entrar al equipo, te metería toda la verga, para que dejaras de caminar como vil puta, por toda la escuela-pensaba el viejo, que desde ese momento vería la manera de tener encuerada y mamándole la verga, aquella jovencita de ojos color esmeralda.

Sandra la ratona, metida en la bodega, ya tenía los pantalones abajo en las rodillas, su calzoncito blanco con pequeñas líneas rosas, se dejaba ver en su totalidad, ella ya sentía atrás, el duro pedazo de carne afuera del pantalón de vestir del viejo don Pablo, se quería salir de la situación tan asquerosa a la que estaba siendo inducida, por primera vez en su vida.

-no…no…don Pablo no me la meta, le pagare pero no me la meta-gritaba desesperada, el viejo reía parado de puntas atrás, por lo chaparro que era.

-y con qué dinero me vas a pagar, ahora después de cogerte, te llevare con la policía para que te metan a la cárcel, ya tengo unos testigos que saben cómo eres, y a unos policías ya los soborne para que te metan a la cárcel, no sin antes violarte como yo lo hare puta de mierda-se lo decía con las manos en la espalda de la chica, impidiendo así que se levantara, punteándola por detrás queriendo ya entrar.

-pero si tu solita me haces una mamada, lo pensare porque yo con solo una mamada no me conformaría, pero en lo que me la haces, piensa en cómo le harías para no pisar la cárcel-Sandra vio una oportunidad, era mejor una mamada que una metida de verga, así que no tuvo más que acceder.

-está bien señor, yo se la mamare pero déjeme ir-experta en esas cuestiones, no le importo mucho, al instante el viejo se separa de ella, mostrándole la verga que se iba a comer.

-pues ándale, agáchate y chúpamela que ya me urge y como te dije, piensa en cómo librarte de la cárcel-Sandra se puso de rodillas, miro una vez la verga que se disponía a comer y sin pensarlo, se la comió metiéndosela a la boca, chupando de arriba abajo toda la carne, se la sacaba y pasaba su lengua desde la cabeza hasta los testículos peludos, el olor de la verga del tendero era a pescado podrido, la chica quería hacerlo acabar, lo más rápido posible y a la vez, que el viejo sintiera un placer sin igual, para ver si podía librarse todo con esa mamada, Pablo la tomo de la cabeza y le metió toda de una vez, haciendo que la chamaca se empezara a ahogar, así la mantuvo un momento.

-¡aaahhhhh!…siempre quise tenerte así, con esa boquita tuya, disfrutando de mi buena verga ¡aaahhh!-la chica se ahogaba y el viejo no la soltaba, ella empezó a manotear por la acción tan brusca, Pablo la soltó y ella fue a caer de nalgas en el suelo.

-qué esperas pequeña ladrona, sigue mamando hasta que me corra, y si no me dices que pensaste prepárate para ser violada por policías-le decía a una Sandra con falta de aire, pensaba aterrada que si no lo convencía, era capaz de hacerle cosas asquerosas, como lo que ya le estaba haciendo, empezó a tragarse otra vez resignada, la verga del señor Pablo que suspiraba y jadeaba parado con el pantalón abajo, le encantaba esa boquita pegada a ese rostro de muñeca, y es que Sandra era muy linda incluso más linda que las propias gemelas, pero ella no era tonta y a su mente llego algo que sin duda el viejo aceptaría, así parando de mamar se lo dijo.

-que le parece si le entrego a mi amiga Mireya, ella esta mas buena que yo-el viejo al escuchar la proposición, no aguanto más y se corrió en la cara de la chica, llenándole la nariz ojos y mejillas, en una corrida grande y espesa.

-¡aarrggg!…mmmm…!aarrggg!..!Toma puta toma mis mocos en tu carita de ángel! –soltó todo su semen caliente, dejando a la chica en paz y pensando en esa proposición mal sana, a la que seguro accedería, ya más calmado por la corrida y subiéndose el pantalón, condujo a la chamaca al lavabo, para que retirara todo indicio de esperma.

-y dime puta ladrona, estás segura de que ella querrá coger, porque se ve que no sabe qué es eso, no se ve como tú de perra-platicaba con ella, mientras estaba agachada lavándose, el tenia una mano sobándole el trasero.

-yo se la traigo y usted aprovecha la oportunidad, si no hace nada de todas maneras yo cumplí-dijo Sandra levantándose, con su cara ya limpia y sintiendo los manoseos del hombre.

Sandra caminaba por la calle, pensativa en lo último que le había dicho el viejo-mira chamaca, si en una semana no me traes a la Mireya, te juro que te busco y cojo, te llevo con la policía y te entrego, para que ellos te violen una y otra vez, después te metan a la cárcel por ladrona, ¿entendiste?-iba cabizbaja, pero pensó en que tal vez si le contaba a su amigo goku, el la sacaría de este embrollo y saldrían ilesas las dos.

Camilo manejaba rumbo a la escuela para recoger a las dos chicas, ya que Natalia iba con él en el asiento de adelante, y que por ordenes de su macho, su pequeña mano estaba masajeándole la verga por encima del pantalón, ella no lo hacía por gusto, pero también no lo hacía con disgusto, era raro pero algo le decía que debía complacer a ese viejo chofer.

-mañana tampoco vendrás a la escuela, tenemos que ir de compras-le hacía saber el viejo.

-pero don Camilo, yo no puedo estar perdiendo clases, me quiero graduar ya sé que falta mucho, pero no quiero atrasarme desde el principio, además para mi es importante progresar y yo no necesito nada, tengo ya muchas cosas que podría comprarme usted-Natalia lo miraba extrañada, el viejo sabia que ella lo tenía todo, que podrá necesitar de él.

-lo que pasa, es que no me gusta la ropa que usas, ni los calzones que tienes, ya va siendo hora que te vistas como toda una mujer ,y yo tengo gustos muy exigentes y por lo de la escuela, será mejor que no pienses mucho en superarte, porque te voy a estar cogiendo casi todo el tiempo ,y el tiempo de la escuela es el único momento que tenemos, y ya no hagas más preguntas, mañana vamos a ir y se acabo ¿entendiste?-la chica solo asintió con la cabeza para salir del auto, que se había estacionado justo en la entrada.

Mireya y Rebeca llegaron, Natalia que se había bajado, simulo ser la primera en llegar, todas subieron a la parte de atrás como siempre, la chica al sentarse sintió el dolor dejado por su ano abierto, lo que le recordó lo que había sucedido con el hombre, que ahora mismo manejaba el carro de la familia y también la vida sexual de la jovencita Natalia del valle.

-entonces cuando mi gran padrote, mi chulo adorado, podría venir a desflorar a esta chiquilla, que tengo por hijastra, te la he guardado para ti solito mi amor-era la voz de Ingrid, que hablaba con alguien misterioso por teléfono, que le contestaba del otro lado, algo que ella le llenaba de felicidad.

-qué bueno que no pase de esta semana, porque ella es tan caliente, que en estos momentos podría ya no se virgen ¡jajaja!-la señora se reía a carcajadas, estaba parada en la ventana y recorriendo las cortinas, pudo ver que el chofer Camilo llegaba, con una sonrisa de oreja a oreja.

-bueno me voy, te marcare cuando esté listo el paquete ¡jajaja!…si yo también necesito tu verga de nuevo, tanto como tu necesitas mi cosita, te mando un beso adiós-colgando se dispuso a recibir, a sus tres hijas llena de felicidad.

Mientras en un restaurante cerca de la escuela, se reunían el profesor Benito y el profesor Guillermo, que se habían encontrado por casualidad en la escuela, Guillermo le platico lo que había visto hacer a Mireya, Benito lo invito a comer para contarle, lo que él había hecho a la misma chica.

-de verdad le hiciste todo eso, que lastima que ya no rindas en la cama, otro en tu lugar hubiera aprovechado-comentaba el profesor Guillermo, todavía incrédulo a la historia del flaco profesor Benito.

-si es verdad, creo que la chamaca no ha probado hombre, pero de que es ardiente es ardiente, la recuerdo caminando con mi semen en sus muslos ¡jejeje! una delicia la chamaca-dijo convenciendo a Guillermo, dándole un sorbo a su taza de café.

-ayúdame Benito, ayúdame a follarmela, yo te he dado muchas fotos y videos de mis porristas en las regaderas de la escuela, todas bien encueradas, ahora tu hazme ese favor, ya que tú no puedes ¡jejeje!-Guillermo desde que la vio con ese caminar, sintió que no sería feliz sino hasta poseer, a aquella señorita de lindas formas, que con su caminar lo había embrujado.

-claro que te ayudare, pero es que ella hizo que me salieran nuevas energías, iré con las con las putas para entrenar y tener mejo rendimiento en la cama,  a esa Mireya yo también me la voy a coger-y era cierto, el viejo Benito que ya se creía con un pito inútil, que nunca le volvería a llegar a tener una erección, pero desde ayer no paraba de masturbarse pensando en la chiquilla, ella había logrado que su verga estuviera dura como fierro, y él le agradecería ese detalle metiéndosela.

 -solo hay que ir despacio, en esta semana veremos cómo hacer caer a la chamaca, no crees mi buen amigo-pregunto Benito levantando la taza de café, como brindando por ella.

-claro que si, esa chamaca será nuestra a la buena o a la mala, no importa ¡jajaja!-y chocando las tazas de café, brindaron por la hembrita que se iban a disfrutar en poco tiempo.

Camilo se paraba en el cofre del carro, viendo como Mireya movía las caderas casi como lo hizo para los chicos en la escuela, la falda de mezclilla se contoneo movida por esas piernas delgadas pero bien formadas, a él se le vinieron unos deseos grandes por  poseer a la chamaca –que me importa lo que diga la Ingrid, también voy a desvirgar a la Mireyita, viéndolo bien esta más sabrosa que su hermana, así asta tal vez pueda tener a las dos en mi cama, que rico, ya se me volvió a parar-pensó el viejo, que miraba como Mireya era la última en entrar, para después volver a su carro.

 El chofer Camilo, el tendero Don Pablo, el Profesor Benito, el Profesor Guillermo y el amigo misterioso de Ingrid, la carrera por ver quien tendría el honor de ser el primero en tener abierta de patas a la segunda gemela, de ojos verdes, piel blanca, cabello negro y con un cuerpo de diosa, llamada Mireya del valle, había empezado para todos, el premio era muy jugoso y no lo dejarían ir, y lo peor es que Mireya, que en estos momentos se tomaba un gran vaso de agua, ni se imaginaba que era el motivo de deseo, de tantos viejos depravados, termino de tomar su agua y entro a su cuarto, se tiro en su cama y cerró los ojos, poco se imaginaba lo que el destino le tenía preparado, por hacer caso a los consejos de su madrasta, que parecía que era la causante de todo lo que se le vendría después……